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Cartas al director de HERALDO: La guerra y la paz en Ucrania

Los bombardeos y los combates han destrozado la ciudad de Bajmut.
Los bombardeos y los combates han destrozado la ciudad de Bajmut.
Adam Tactic Group / Reuters

La guerra y la paz en Ucrania

Si los intereses de los poderosos en mediar para la paz en Ucrania son sólo económicos, mal se va a encontrar solución. Sin ser experto en la materia (pero escuchadas muchas impresiones de prensa internacional, conferencias, tertulias libres, foros y agendas), tengo la constante impresión de que esta guerra es improcedente, malvada, estimulada y dirigida por intereses económicos que nadie confiesa. 

En esta ‘no confesión’ incluyo igual al sistema del ‘globalismo’ (el de la chapita ojal 2030). Parece obvio que entre todos (poderosos y globalistas, que tanto monta...) forman una oligarquía por medio de la que disponen de vidas, con guerra o sin ella, envilecen personas y pensamientos y destruyen haciendas. El coste humano les da igual. Moral no parece que tengan. En el tema que nos ocupa, la agresión de Rusia no queda legitimada con la excusa de solucionar los problemas, ciertos, de extorsión y crueldad que sufrían los rusos que vivían en las regiones de Ucrania en litigio. La cuestión tenía mejor arreglo por medio de la política y el Derecho Internacional.

Finalizando: para dar solución a esta guerra aviesamente pergeñada, y puesto que el mal ya está hecho obedeciendo a espurias razones a conseguir por medio de guerra improcedente, han de rebajarse las pretensiones de todos y ha de firmarse un tratado internacional, la OTAN también, que garantice que las regiones de Ucrania, todas, y también todas las zonas de la misma nación colindantes con Rusia, «constituirán para siempre zona neutral en la que pie de ejército alguno podrá jamás ni ollar sus tierras, ni surcar su mar o volar en su cielo: ‘aeternum’». A ver: Estados Unidos y Rusia, acuerden la paz, hay formas.

Juan José Jiménez Fernández. ZARAGOZA

Pacientes desvalidos

Tras 33 días encamada con andamiaje externo, dos piernas rotas, una parálisis de pie y con un pronóstico complicado por no poder pisar con ninguna de las dos piernas, la única salida para estar atendida es, con mis 55 años, una residencia de pago de ancianos. No soy discapacitada, porque se supone que me voy a recuperar, por eso no existe ninguna ayuda. Ahora que estoy dentro de este mundo, descubro que este mal es generalizado y que hay miles de pacientes que están en la misma situación. E incluso peor, porque al no poderse pagar una residencia se ven encarcelados en su propia casa. A una compañera de rehabilitación hace un año le dio un ictus y mitad de su cuerpo lo tiene paralizado. María, una senegalesa que hace diez años vino a España como profesora extraescolar de idiomas, ahora no puede levantarse sin ayuda y pasa los días sola en su casa ante la incomprensión de su propia hija, que se limita a ponerle la comida. María perdió el trabajo y lleva un año yendo a rehabilitación, pero necesita como yo una ambulancia que la lleve, porque no nos podemos valer por nosotras mismas. Desde hace meses esta huelga de ambulancias a los únicos que nos afecta es a nosotros, los enfermos, porque no está teniendo eco mediático. La repercusión es realmente muy grave, porque solo pueden ir a los médicos, tratamientos y rehabilitación los que pueden pagarse un taxi adaptado o tienen otro medio para desplazarse. Los demás enfermos no pueden acudir, perdiendo con ello su salud física y mental, porque su enfermedad se alarga o se agrava. Además de incidir en la pérdida del dinero público al alargarse las listas de espera, porque los sanitarios están en sus puestos de trabajo sin ‘clientes’, ya que los pacientes no tienen medios para llegar. Hay luchas que nunca deberían tener como víctimas a los enfermos desvalidos.

Alicia Martín Jaurrieta. ZARAGOZA

Denuncias y después... ¿qué?

No quiero ponerme en la piel de esas mujeres que están en la indecisión de denunciar un maltrato y a la vez escuchan a Fayna Bethencourt, por hablar de un caso publicado y televisado, y ven que después de enfrentar el miedo paralizante, de superar el vértigo y lanzarse, confiando en que hay un sistema que les ayudará a mantener el equilibrio, después... es posible que caigan al abismo. No puede ser que, habiendo denunciado y existiendo en el caso de Fayna una sentencia que condena a su maltratador, Carlos Navarro ‘el Yoyas, a 5 años y 8 meses de prisión, el sistema falle estrepitosamente, después de tanto alentar a la denuncia, y dejen que el maltratador permanezca huido y ni se le busque. Y no sólo eso, sino que, con falta de ética absoluta, determinados medios le den voz al condenado para que sea más evidente y desesperanzador que la protección prometida es cuestión de azar y que incluso pueden vivir aún con más miedo. Menudo mensaje. Ya que se tarda tanto en cambiar lo que está mal, al menos cuando se proclama a los cuatro vientos que el sistema va a aportar un colchón de salvación para las valientes, que ese colchón esté presente. Echo de menos ese periodismo de servicio a la sociedad. El que vigila y denuncia lo que no funciona bien. El que trabaja por los derechos de los ciudadanos y que tanto puede hacer para empujar a la acción real y que las cosas cambien de verdad.

Montse Fernández Rodríguez. ZARAGOZA

Nuevos patrones de consumo

Los hábitos de consumo en nuestro país están cambiando. Un estudio del Observatorio Cetelem establece que el 63% de los españoles consume productos de bajo coste (‘low cost’). Los sectores más reconocidos son: textil, alimentario y aéreo. Además, la ropa de segunda mano está viviendo un auténtico ‘boom’. En los supermercados, las marcas blancas están en auge. Es consecuencia de la inflación, un coste de la vida que no puede mantenerse por una parte de los ciudadanos. Por otro lado, el Consejo Europeo acordó prohibir la destrucción de textil y calzado no vendidos como futura norma comunitaria de ecodiseño; las empresas pequeñas quedarán exentas, y las medianas tendrán un plazo de adaptación. Esta norma contará con un pasaporte digital con información acerca de la sostenibilidad medioambiental del producto, indicando cómo repararlo y reciclarlo. Los fabricantes tendrán que dar un nuevo uso a los productos no vendidos. El rápido crecimiento de las ventas ‘on line’ es el origen de esta normativa, a fin de reducir el impacto ambiental de los productos que son fabricados y nunca usados. Inflación, cambio climático, menor poder adquisitivo nos están llevando a tener mayor concienciación medioambiental, y un consumo más responsable por unos precios inasumibles por parte de muchos ciudadanos, respecto a los años de prepandemia. Sin duda esta década de los veinte está cambiando muchos aspectos de la vida de los ciudadanos, con un aumento de la desigualdad económica.

Pedro Marín Usón. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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