Primera vuelta

Primera vuelta
Primera vuelta
Fiorella Balladares

Cuando hay que valorar si la estrategia es la adecuada, se suele recurrir a Sun Tzu Wu. Se le considera como uno de los mejores pensadores de estrategia de todos los tiempos. Poco se sabe con certeza del autor de ‘El arte de la guerra’

Lo más probable es que se trate de un estratega, en el sentido que le daban los griegos, un conductor de ejércitos, un general que vivió en China quinientos años antes de Jesucristo y que escribió el ‘Bing Fa’, traducido como ‘El arte de la guerra’. En una guerra, la estrategia y el cálculo son más importantes que el valor. Las formas en una campaña electoral nada tienen que ver, afortunadamente, con las de un escenario bélico, pero, al igual que en una guerra, el cálculo preciso y una acertada estrategia resultan esenciales para alcanzar el triunfo. La estrategia del maestro chino es la que Liddell Hart llama ‘estrategia indirecta’, consistente en desequilibrar al enemigo mediante la dislocación física o moral actuando sobre sus puntos débiles y evitando los fuertes.

El domingo pasado se abrió un nuevo ciclo electoral. Ocho mil competiciones municipales y autonómicas, en algunos territorios, forales e insulares. Todas ellas con dinámicas propias y específicas. Un ciclo que continuará con las elecciones generales en julio y terminará en mayo del 2024 con las europeas.

La campaña realizada desde la Moncloa ha contribuido a centrar las elecciones del pasado domingo en el Gobierno nacional, que ha recibido un voto de castigo

La estrategia del PP, que ha resultado ganadora, ha consistido en un plebiscito, derogar el sanchismo. El PSOE no fue capaz de anularla, por el contrario la aceptó. Su objetivo ha consistido en transformar las locales y autonómicas en una primera vuelta Sánchez-Feijóo, cuando era evidente que para los candidatos locales y autonómicos no lo eran, sino que era definitiva. Toda la campaña propiciada desde Madrid ocultaba e impedía ver la gestión de los candidatos locales. No se recuerda una lluvia de seducciones como la que se hizo caer sobre el electorado en tres semanas. Cuando el PSOE tenía buenos presidentes y con una gestión que los ciudadanos de sus territorios valoraban positivamente. El presidente Sánchez creía que con sus propuestas crearía ilusiones nuevas y podría tapar errores recientes, pero no lo logró. Añadamos la aparición de los llamados ‘cisnes negros’: Bildu, Melilla o Mojácar, la compra de votos.

Siempre he defendido la necesidad de entender que la memoria necesita un consenso. Parece que no somos capaces de acordar cómo gestionar la estrategia sobre un partido que no ha condenado su pasado y no parece que lo haga. Bildu no es un partido normal y la responsabilidad política de todos debería ser atraerlo a un relato compartido y no una cuestión de aritmética parlamentaria, pues ésta ha provocado una hipoteca que el PP ha sabido utilizar electoralmente.

Esta estrategia nacional ha propiciado que Podemos no haya entrado en comunidades autónomas, porque cada minuto con lo nacional encarece el umbral de entrada y crece la participación. Ello ha facilitado que Vox sea tercero y la formación de posibles gobiernos del PP con Vox.

El adelanto de las elecciones generales acaba de convertir el 28-M en una primera vuelta

El PP ha logrado con su estrategia que estas elecciones hayan visibilizado que es una primera vuelta, un cambio de ciclo, que se consolidará en las generales. Núñez Feijóo ha conseguido su objetivo, pues el poder local y autonómico del PP frente al Gobierno de coalición de Sánchez se refuerza, aunque no olvidemos que dependerá a menudo de Vox, lo que puede propiciar una importante participación institucional. España no es el único país europeo que empieza a decantase hacia la derecha. El presidente del PP andaluz, el gallego, el murciano, el valenciano, el aragonés... pueden ser un gran contrapeso real a la presidenta madrileña.

Frente al éxito de la derecha, la atomización de la izquierda es el mejor pasaporte al fracaso. Sumar no suma y Podemos no puede. Si alguna de las partes resultantes cree que se va a librar de las culpas, creo que se equivoca.

Asistimos a una política cuyo objetivo es la exclusión del adversario. Uno, porque quiere "derogar el sanchismo", entendido como la unión de la izquierda radical y los independentistas. Otro, porque está convencido de que no lo va lograr.

Decía Sun Tzu que es imprescindible conocer bien las capacidades del adversario y que tomarlo a la ligera conduce inevitablemente a la derrota. Parece que el presidente Sánchez lo ha entendido. Las urnas nos esperan en dos meses.

(Puede consultar aquí todos los artículos publicados en HERALDO por Pilar de la Vega)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión