Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Estupidez natural

Ese voto indeciso
Ese voto indeciso
Fiorella Balladares

Es la política una de las tierras mejor abonadas para los tópicos. Tal día como hoy, por ejemplo, es un lugar común recordar a Aristóteles y el término ‘idiotes’. Es un recurso ya clásico para animar a los ciudadanos a votar. Los ‘idiotes’ de la Grecia dorada eran aquellos que no participaban de forma activa en la vida política. En la actualidad, la palabra posee otros significados menos amables que el original aristotélico. De hecho, la idiocia ha dado pie a elaborar brillantes tratados sobre el ser humano. Así, Carlo M. Cipolla escribió en 1976 un texto sobre una de las mayores amenazas para la humanidad: la estupidez.

El economista italiano planteó unas ingeniosas leyes. La primera: «Siempre e inevitablemente tendemos a subestimar el número de estúpidos en circulación». La segunda: «La posibilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona». Regla número tres o de oro: «Un estúpido es una persona que ocasiona pérdidas a otras personas sin que él se lleve nada o incluso que salga perdiendo». La cuarta: «Tendemos a desestimar las consecuencias catastróficas de relacionarnos con un estúpido». Y la quinta: «Un estúpido es más peligroso que un egoísta».

Volviendo a los tópicos del día de las elecciones, parece lógico no actuar hoy como el ‘idiotes’ aristotélico y acudir a votar porque es la mejor manera de evitar que llegue al poder uno de esos estúpidos de los que habla Cipolla. No obstante, ¡atentos al nuevo lugar común!: en la era de la inteligencia artificial abunda la estupidez natural.

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