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¡A votar!

Preparativos para el 28-M: colocación de urnas y mesas electorales en el Ayuntamiento de Zaragoza, uno de los colegios para votar en la capital
Preparativos para el 28-M: colocación de urnas y mesas electorales en el Ayuntamiento de Zaragoza, uno de los colegios para votar en la capital
Guillermo Mestre

Más de un millón de aragoneses pueden votar hoy en las elecciones más fragmentadas y reñidas. En la doble cita con las urnas se eligen los 67 diputados autonómicos, 731 alcaldes y 4.140 ediles. Los ciudadanos ya han tomado sus determinaciones y lo decisivo es que acudan a los colegios electorales en gran número para materializar el mayor acto de soberanía del que dispone cada persona en democracia. El abanico de opciones a su disposición se ha ampliado y las posibilidades de elegir son reales y reducen los pretextos para desistir o refugiarse en el escepticismo. Sin participación política no se puede mantener viva la democracia, la legitimidad de las instituciones se resquebraja y las reformas necesarias se aplazarán con mayor facilidad. Aragón y toda España deben protagonizar una jornada de gran votación democrática.

Todos los partidos se han volcado en transmitir sus mensajes y, de paso, han conseguido convertir la campaña para los comicios autonómicos y municipales en una prueba decisiva antes de las generales, como lo demuestra la intensa implicación de los dirigentes máximos de cada formación, sobre todo de Alberto Núñez Feijóo en el caso de nuestra Comunidad.

Los sondeos apuestan a que ninguna fuerza tendrá en solitario una mayoría absoluta para la DGA y los tres ayuntamientos de las capitales de provincia. En consecuencia, si se confirman estas previsiones, tras el recuento de votos llegará la hora de los pactos. En Aragón ya es una tradición, que a partir de esta noche deberá reeditarse con espíritu constructivo. Los ciudadanos habrán votado con responsabilidad y esa misma responsabilidad es la que deberá guiar a los partidos en las negociaciones, primero para resolver la gobernabilidad de las instituciones autonómicas y locales, y, después, para implementar las reformas que demandan los ciudadanos. 

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