Unas elecciones sin más

Las alianzas tras las elecciones del domingo marcarán el signo político en los principales municipios de Aragón.
Unas elecciones sin más
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Como lo serán las elecciones generales de diciembre de este mismo año, cada vez que hay elecciones se dice que son unos comicios decisivos para el porvenir. Vamos, que son trascendentales. Pero, ¡ay!, estamos en una coyuntura tan universal que consultar al pueblo sobre cuestiones locales o autonómicas parece un juego de niños.

Evidentemente que estas cuestiones tienen mucha importancia, solo que en este año de 2023 las decisiones que se toman a estos niveles están tan mediatizadas por instancias muy superiores –a veces, por ninguna– que apenas tienen reflejo en el bienestar de los ciudadanos.

Los logros municipales siempre han dependido del dinero que la autonomía se dignaba conceder. Lo mismo que las autonomías dependen del poder del gobierno central, y este de la Unión Europea. Y aún hay un poder fáctico global, aunque la OMS metiese la pata. Pero ahora mismo, desde la pandemia y todas las terribles consecuencias que se han seguido, todo parece una colección de minucias, aun sin serlo. Es tal el grado de impotencia que se tiene a estos niveles, que muy pocos asuntos dependen exclusivamente de ellos. Y cada vez más. Porque ya me dirán qué puede hacer una administración municipal o autonómica en los problemas que mayoritariamente afectan hoy al ciudadano. Muy poquitas cosas. Pedir, pedir y pedir. Ya me dirán qué puede hacer un ayuntamiento con los problemas de la prolongada sequía y las torrenciales lluvias, con los precios de los alimentos, con los de la electricidad, con los del gas, la gasolina o la misma pandemia.

Los ayuntamientos dependen de los gobiernos autonómicos y estos están
mediatizados por el gobierno nacional, que a su vez está sujeto a la Unión Europea

Ahora además estamos dentro de la UE, de la que dependemos para muchas cosas. Y tal como están las cosas aún debiera haber (si la humanidad fuese más generosa) más organismos mundiales con poder ejecutivo, pues ya hay bastantes problemas (cambio climático, por ejemplo) que solamente se pueden abordar desde una perspectiva mundial. Sí, eso parecería llevar a una dictadura universal, y ese es el peligro. Pero las riñas artificiales de los partidos, donde unos se echan a otros la culpa de todo, no son más que infantilismo que tenemos que sufrir los votantes.

A medio plazo, no son las cosas que nos preocupaban antes de la ‘nueva normalidad’ las que debieran apenas preocuparnos ahora. Este planeta azul tiene problemas globales que van quebrando nuestras vidas poco a poco. Y frente a ellos, los políticos autonómicos y municipales son poco menos que unos mandados.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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