Lengua aragonesa

Clase de lengua aragonesa en un colegio de Zaragoza.
Clase de lengua aragonesa en un colegio de Zaragoza.
Javier Pardos / HERALDO

Los pueblos que quieren pervivir deben de hacer lo posible para que tradiciones, lenguas y costumbres no mueran. En Huesca, en 2015, en el Congreso de Lenguas y Culturas Europeas Amenazadas, la situación de la lengua originaria de esta tierra fue definida como dramática. 

Francho Nagore, luchador por la pervivencia del aragonés, insistía en que cada vez hay menos hablantes, menos transmisión generacional y más deterioro de la lengua.

Aragón tiene una deuda con su antigua lengua, la lengua romance de la Península Ibérica que ha salido peor parada. Es responsabilidad únicamente de Aragón porque es la única lengua exclusiva de este antiguo reino, en sus diversas variedades. Como ocurre con el derecho aragonés, la lengua es una seña de nuestra identidad y, sin imposiciones, hay que preservarla con medidas concretas.

De vez en cuando iniciativas de ciudadanos son un ejemplo de lo que se puede hacer desde muchos ámbitos. Hace poco se ponía en marcha en el norte de la provincia de Huesca una herramienta para cantar y orar en chistabín en las iglesias del Sobrarbe. Se trata de una variedad del aragonés propia del Valle de Gistain/Chistau, una lengua que sigue viva y que hay que apoyar. Sus impulsores han sido Jesús Sierra, Marta y José Luis Albiac, con la Acción Católica de Barbastro-Monzón.

Desarrollaron un ciclo de conciertos-oración en las iglesias de Gistain, Plan y Bielsa, siendo protagonistas, en particular, los más pequeños. Las canciones compuestas por Jesús Sierra se agrupan en la publicación ‘Setanta y cinco envistas ta l’esprito’, presentada en Barbastro y en Monzón. Son canciones y oraciones básicas adaptadas a variedades lingüísticas del aragonés, como el chistabín, el benasqués y el cheso.

Con ocasión del Día de los Museos, se proyectaron en Calanda los ocho capítulos del documental ‘Lo chapurriau’, rodado en Torrevelilla por Ferrán Rañé y Gemma Blasco. Su objetivo es visibilizar la lengua materna que se habla en siete municipios del Bajo Aragón. Rañé es un conocido actor y director teatral con orígenes en la localidad. Recoge conversaciones en chapurriau, con subtítulos en castellano, sobre el mundo rural, como las tareas del campo y del hogar, los oficios, la escuela o la vida social.

La finalidad del documental es etnográfica, recogiendo en una lengua amenazada las vivencias de personas de edad avanzada. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Carlos Sauras)

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