Por
  • Aurelio Viñas Escuer

Elecciones y números

Un colegio electoral en Zaragoza en las elecciones europeas, municipales y autonómicas de 2019
Elecciones y números
Guillermo Mestre

Me refiero a las elecciones que se avecinan y que en poco van a cambiar las cosas, dado el desbarajuste político que tenemos en España, que se extiende desde la gobernación del Estado hasta los más humildes ayuntamientos. 

Parece que el factor más importante a la hora de una votación recaiga en el eco de las palabras con las que se exponen proyectos y realidades. Eso que se ha dado en llamar propaganda electoral. Pero eso no suele dar los frutos deseados. Porque, llegada la hora de la verdad, parece que el factor principal para los resultados finales sean los números. No los números fríos de los votos obtenidos, sino las combinaciones que con ellos pueden hacerse.

Su tuviéramos aquí dos partidos homologables importantes, como tienen en otras democracias de más calidad, y que lógicamente se inclinarían uno a la derecha y otro a la izquierda, sería más fácil votar y bastante rápido conocer los resultados. Pero entre nosotros eso del bipartidismo no deja de ser un mito, ya que nos movemos en un laberinto formado por numerosos satélites. Yo creo que hasta nos gustaría a casi todos tener nuestro propio partido para votarnos a nosotros mismos y contrariar a los vecinos.

A ello, aunque nos cueste reconocerlo, se une cierta pereza intelectual para juzgar programas, ideas y opiniones a la hora de acercarse a las urnas. La política es la facultad de gobernar el Estado, pero la mayoría preferimos que sean otros lo que se lancen al agua y nos quedamos tan panchos contemplando los azares desde la orilla.

Muchos ciudadanos encaran la jornada electoral con escepticismo y sin ninguna
ilusión, dando por supuesto que poco más o menos las cosas seguirán como están

Esto se traduce también en una abstención tremenda, hasta el doble o triple que en otros países europeos. Y nos lleva a que nuestras elecciones, tanto regionales como nacionales, no nos den a la mayoría ni frío ni calor. O sea que, poco más o menos, seguirán las cosas como están. Y para que esto suceda se valora más el número de votos que el perfil de las ideas.

Más importancia se da tal vez a los ayuntamientos pequeños, agrupaciones un poco arbitrarias de algunos pueblos de las montañas, donde alcaldes improvisados por el escaso número de votos se convierten en algo así como candidatos a ministros. Eso sí, porque pertenecen a un partido político que trata de darles trascendencia. Porque ahora no se puede tener ningún cargo municipal ni de ningún tipo sin pertenecer a un partido político. Y quizá por ello las mejores cabezas se quedan fuera del redil. En los viejos tiempos, cuando la dictadura de Franco empezó a decaer, no hacía falta pertenecer a ningún partido, porque no los había, para ser alcaldes o concejales. En muchos pueblos así se pusieron al día en cuestiones importantes.

Pero el mundo no es una bola estática. Todo cambia, aunque no lo parezca. Y la política, más o menos tambaleante, trata siempre de adaptarse a los vientos que soplan. Ahora, en lo que queda de semana, esos vientos van a estar cargados de escarceos políticos. Pero, ya digo, resultarán más importantes los números que las ideas.

Y dado que las elecciones se celebrarán el domingo día 28, tenemos todo el día anterior, llamado ‘jornada de reflexión’, para pensar. ¿Pensar…?

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