La infancia feliz

Calle de Caspe
Calle de Caspe

Caspe. 'Mis días azules', de Víctor Juan (Los libros del Gato Negro) se presenta el viernes a las 19 h. en el Pablo Serrano: es un libro de infancia tan sencillo que casi no es un libro, tan transparente como el agua que no cae (quizá este libro, en su inocencia, propicie la lluvia). Puede –y debería– leerlo el niño más pequeño y el adulto más longevo. 

La infancia de Víctor Juan, por suerte para él y para los lectores de Caspe. Mis días azules, llega hasta la actualidad, pues la mantiene viva en su interior y, ya avanzado el texto contiene esta frase –spoiler–: “Tuve una infancia radicalmente feliz en Caspe”. Esta declaración, tomada al pie de la letra, impediría leer el libro ya que sin conflicto, sin tensión, no hay relato. Pero Víctor Juan, de alguna forma, lo consigue. Quizá porque el autor ha sido un niño pescador acostumbrado a esperar a que piquen los peces en el Mar de Aragón, y “palabrero”, que vive y sueña en las palabras: “De mi infancia heredé la certeza de que somos, esencialmente, palabras”. Y estas son las mejores armas y letras para avanzar retrocediendo en la vida. “Cada día tengo más claro que soy ese niño que fui. Alguien capaz de estar sentado horas sin compañía, sin planes, sin coartada, sin nada.” Esto, de ser cierto, sería el éxito, el zen ideal. Y por eso el libro, en su simplicidad, se reeditará por siglos como la genuina autoayuda aragonesa o caspolina. Y por la portada de José Luis Cano, alias Cano, cuyo fabuloso tratado de cabecera 'Breve antología universal del humor aragonés' (está disponible gratis en ifc.dpz.es).

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mariano Gistaín)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión