Molinos de viento

aerogeneradores en La Puebla de Valverde, a 25 kilómetros de la capital turolense.
Aerogeneradores en La Puebla de Valverde.
Antonio García/Bykofoto

Miles de aerogeneradores invaden los perfiles del territorio aragonés. Siguen creciendo y su impacto medioambiental ya se vive en la pérdida de fauna, destrucción de hábitats naturales y la brutal contaminación paisajística. 

Y el problema añadido es que se permita su instalación cerca de núcleos de población, ocasionando graves perjuicios a las personas por contaminación auditiva, visual y lumínica. Donde antes se veían pinos ahora se ven aspas de molinos y luces rojas en el cielo nocturno y su ruido es un zumbido constante, además del efecto de sombra intermitente al moverse y el peligro para la salud del desconocido campo magnético que abarcan. 

De empezar más pequeños, ahora los molinos miden más de 150m. de altura, muchos ya los 200m y siguen aumentando de tamaño para aprovechar los vientos; se instalan para futuro, generan un problema de reciclaje imposible de las aspas y degradan los entornos rurales, lo que además implica que se vacíen más los pueblos. El Plan de energías renovables 2011-2020 del Gobierno español, según normativa europea de 2009, estipula una distancia mínima de 500m. entre los parques eólicos y la población o el resultante de multiplicar por 5 la altura total del generador, y según la sensibilidad ambiental se aconseja que la distancia sea de 1.000m. por el principio de precaución. Pero los criterios de aplicación de las normas ecológicas dependen de las CC.AA. y en Aragón se han autorizado macro parques eólicos a sólo 200m. de núcleos poblados que quedan desamparados

Por su gran extensión territorial Aragón se ve como negocio para macro proyectos de renovables para la exportación de energía, y sin beneficio para sus habitantes, que ni siquiera ven reducido el precio de su recibo de luz. Sólo ganan las grandes empresas a costa del daño al territorio. No se hace una nueva norma y hay denuncias de fragmentación de proyectos para evitar cumplir la normativa ministerial. Querer ser número 1 en producir energía eólica tiene el problema de ser también el nº 1 en pérdida de hábitats y paisajes naturales con lo que eso supone para la gente, y para siempre. Con una extensión de 47.7720 Km.2, ¿por qué no se llevan las instalaciones a zonas más alejadas de nuestros núcleos de población?

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Magdalena Lasala)

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