Por
  • María Pilar Clau

Pasión

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Un día pensé que no volvería, que no podría volver. Lo pensé sólo un rato; enseguida me dije que era una conclusión precipitada y que, tal vez, pasado un tiempo, con trabajo y con paciencia, lograría sacar fuerzas y entusiasmo para continuar con mi vida y con mi pasión: escribir

Recuerdo cuándo y dónde pensé que no volvería: fue el Día del Libro de hace cuatro años en el gimnasio de un hospital. Recordé de pronto que ese día tenía una cita en el paseo Independencia, que a esa hora debía estar firmando y disfrutando, y temí que nunca más volvería a hacerlo. Sin embargo, saqué fuerzas de la misma adversidad ¡y vuelvo! Supongo que los días previos al Día del Libro de 2019 también estaría ilusionada, pero como este año, imposible.

Aún estoy sorprendida. Todo lo que sucedió tuvo que suceder para que sea así de gozoso este momento. Bueno, gozoso gozoso… Una noche de esta semana no pude dormir y no tenía ningún motivo esa vigilia. Me puse en alerta: tengo una intuición confidente y efusiva, sutil no es, que me origina alguna noche de insomnio. Lo que no encuentro en la razón, lo busco en ella. ¿Qué querría decirme con ese desvelo? Examinando sensaciones fui estrechando el cerco… y ¡la encontré! Una errata en un verso del libro que voy a firmar pasado mañana. Una impureza, una nota equivocada (al cabo, en poesía las palabras son tonos) que nadie advertiría o que quizá se interpretaría como una extravagancia lingüística, una forma de expresar lo confuso. Pero, ¿y mi compromiso con la Literatura? Decidí comunicarlo a la editorial. ¿Estaría ya impreso el libro? Por si acaso, he comprado típex. Lo usaré, si es necesario, en los libros que firme el domingo.

¡Vuelvo! No sé si con una errata. Si es así, tendrá significado: es imperfecto, es real, como yo. Tampoco hace cuatro años era perfecta, aunque yo creía que sí, o aspiraba a serlo en cada circunstancia, con toda la inseguridad y la amargura que eso acarrea. “Tocar una nota equivocada es insignificante. Tocar sin pasión es imperdonable”, creo que lo dijo un Beethoven, el más grande. Quizá toqué una nota equivocada, pero les aseguro que la pasión nunca me ha faltado. Feliz y apasionado Día del Libro.

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