Somos iguales

'Lo que el viento se llevó'
'Lo que el viento se llevó'
FILMAFFINITY

Van pasando las ventoleras de Semana Santa mientras llega la época de las flores. Cojo de la mano a mi madre, que ha perdido vista en los últimos meses, y la guío hasta mis macetas. Solo tengo un geranio fucsia florecido y uno rojo a punto de florecer. 

Siempre que mi madre dice "qué preciosidad" me siento contenta. Por la tarde nos sentamos juntas ante el televisor y por enésima vez nos tragamos ‘Lo que el viento se llevó’. Mi madre habla por teléfono con su hermana y siempre usa la palabra tragar para los peliculones que nos sabemos de memoria, aunque está encantada. Gracias a los subtítulos para sordos, algunas frases célebres de la película me parecen mucho mejores. Me hace reír Clark Gable cuando le dice a Escarlata algo así como "somos iguales, malas personas, los dos. Egoístas pero capaces de afrontar las cosas y llamarlas por su nombre". 

Desde otro sofá mi sobrina sigue la película solo a medias. Está viendo algo en la pantalla de su ordenador. De vez en cuando me vuelvo hacia ella y veo que nos está mirando con una expresión que va del cariño a la conmiseración. Me veo tan vieja como mi madre. Sé que somos iguales en algunas cosas. Tardé más de dos años en confesar mi miopía cuando tenía unos trece años. El óptico que me graduó le dijo que era una mala madre por no haberse dado cuenta antes de mi deficiencia visual. Y yo ahora me siento una mala hija por lo mismo, por no haberla forzado a confesar un problema que era una bola de nieve que preferíamos ignorar. "Después de todo, mañana será otro día", recita mi madre cuando termina la película.

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