La incesante toma de Bajmut

Un soldado ucraniano en primera línea de combate en Bajmut
Un soldado ucraniano en primera línea de combate en Bajmut
LISI NIESNER

Los rusos llevan diez meses tomando Bajmut. Los mercenarios de Wagner incluso han cantado victoria varias veces. Pero se sigue luchando entre los escombros de lo que fue una ciudad. Cuando terminen de conquistarla descubrirán que, aparte de la honrilla de apuntarse un triunfo, habrá sido una victoria inútil. 

También hace meses que se habla de una contraofensiva ucraniana en primavera, pero estamos casi a mitad de abril y nada. Los dos bandos están faltos de municiones. Y, sobre todo, se han dejado ya demasiadas vidas en el campo de batalla por culpa de la obcecación de Putin. ¿Cuándo pensará detener la sangría? Es una esperanza demasiado leve, pero la semana pasada, por primera vez en mucho tiempo, la palabra negociación salió de las bocas de representantes de ambos gobiernos. Un asesor de Zelenski dio a entender que Ucrania estaría dispuesta a negociar sobre Crimea. Aunque luego replegó velas. Y el ministro ruso Lavrov dijo que Moscú negociaría con Ucrania en el marco de un orden mundial que tuviera en cuenta "los intereses justos de Rusia". No es mucho, pero es algo. Y por ahí anda la iniciativa de paz de China, cuyo presidente se ha entrevistado con Sánchez, con Macron y con Von der Leyen. Algo hablarían de Ucrania. Ultranacionalistas rusos denuncian que entorno al Kremlin existe algo así como un ‘partido de la paz’ que estaría frenando el esfuerzo bélico de Rusia. Lo consideran una traición. En los dos bandos hablar de paz suena a traición y derrotismo. Pero antes o después habrá que hacerlo. Y mientras tanto, los jóvenes rusos y ucranianos siguen muriendo.

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