Las tres pascuas
Las tres Pascuas
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Los judíos siguen celebrando el ‘Pésaj’, triunfo sobre los egipcios en el Mar Rojo. "Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba volvió el mar a su lecho; de modo que los egipcios, al querer huir, se vieron frente a las aguas"((Ex. 14, 22). 

Continúan sentándose a la gran mesa familiar, invitando a huéspedes sin familia, tomando el cordero con las hierbas amargas y el ‘matzá’ o pan ácimo, leyendo la ‘Hagadá’ (relato de la liberación), y esperando al Mesías. Lo prescribe la Torá. Este año, del pasado día 5 al 13 de abril.

Los primeros discípulos, armenios, se aposentaron hacia el 300 d. C. Hoy perduran en sus cantos, su seminario y sus objetos artesanales. Y es que los cristianos ortodoxos orientales, que celebran su Pascua una semana después, precedieron a los católicos latinos. Pero en Jerusalén todo es remembranza del dolor, sabor a Vía Dolorosa, retorno a Getsemaní, la casa de Caifás, la Fortaleza Antonia o el Gólgota. Aloe de la Piedra sagrada de la Unción y esa íntima luz de la rueda corrida en el jardín bajo el Santo Sepulcro, contra toda mentira: "Advirtiéndoles: Decid que sus discípulos vinieron de noche y lo robaron, mientras nosotros dormíamos" (Mt. 28, 13).

En el siglo VII, los hijos del Profeta tomaran Tierra Santa, y el Ramadán y el ayuno diurno, con sus otros pilares, convivieron con las pascuas cristiana y judía; si bien miseria y persecución hacen mella. Carne, vegetales y escasos dátiles y dulces, al albor y al poniente, cuando los varones salen y regresan a hurtadillas de ganarse el pan de terreno palestino a israelí. El mes de la revelación a Mahoma, del perdón, la apertura y la primavera. De la última luna del octavo mes según el calendario islámico a la primera del noveno (23 de marzo a 29 de abril). Y un gozo pleno: "¡Oh, pueblo nuestro! Si obedecéis al Mensajero de Al-lah y creéis en él, vuestro Señor os perdonará las faltas y os salvará de un castigo doloroso" (Corán 31:46).

Mis compañeros de peregrinación han vuelto a Tierra Santa, en este tiempo de pasión judeocristiana-islámica, bajo la misma luna llena. Me imagino a Mahoma ascendiendo al cielo en un caballo alado. Visualizo a Jesús que vuelve al Lago con sus amigos, pescando, conversando, celebrando. Contemplo los huesos de los muertos, cara a la Puerta Dorada, esperando ser resucitados. Maestros en paciencia y esperanza. ¿Viviremos?

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