Rendija climática

Rendija climática
Rendija climática
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Los informes del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) suponen la puesta en valor de la ciencia aplicada a la ciudadanía. Se elaboran a partir de millones de datos acumulados por grupos de investigación de todo el mundo. 

A pesar de estas fuentes documentales, de las reuniones que se convocan para contrastar datos y concertar qué y cómo sucede, por ahí están los negacionistas que ya se empeñarán en decir que todo eso es mentira. ¿En base a qué? A nada. Esa siembra de posiciones contrarias alimenta la dejadez ciudadana que, consciente o inconscientemente, huye del problema como hacen los políticos de la mayor parte del mundo. A algunos, en España y Aragón también, se les llena la boca de cambio climático y sostenibilidad a la vez que siembran actuaciones contrarias a la sensatez climática. Lo saben en el IPCC, por eso han presentado el ‘Resumen para los responsables de formulación de políticas’.

Vayamos al grano de lo que dice la ciencia. El sexto informe del IPCC, conocido el mes pasado, será el último hasta el año 2030 en el cual se rendirán cuentas definitivas. Viene a confirmar las sospechas: el ritmo y la escala de lo que se ha hecho hasta ahora es insuficiente; se han perdido unos años valiosísimos para frenar el cambio climático. Tal está el asunto que António Guterres, el secretario general de la ONU, utilizó un oscarizado símil fílmico para exigir que se acometa sin demora "todo, en todas partes, y todos a la vez" para detener la deriva climática en forma de desatención política. La Agencia Internacional de la Energía no se ha quedado atrás en las urgencias: nada de cualquier desarrollo que implique el aumento de consumo de combustibles fósiles. Pero claro, la evidencia a veces ensordece a quienes más deberían hacer: China y Estados Unidos a la cabeza y todos los países ricos detrás.

El último informe científico sobre el cambio climático señala que sus consecuencias son ya evidentes, y que no se ha hecho lo suficiente para frenarlo

La sordera climática mundial va en nuestra contra. Pocos periódicos de España recogieron la presentación del informe en primera página. Es más, mañana ya ni se hablará del asunto. En el mismo informe se dice que el colosal aumento de los fenómenos meteorológicos extremos tiene su génesis en el cambio climático. Sus consecuencias dejan a millones de personas expuestas a una inseguridad alimentaria aguda; también a una seguridad hídrica reducida. Los mayores impactos adversos han recorrido todo el mundo, en especial lugares o comunidades en África, Asia, América Central y del Sur. Especialmente graves para los pueblos indígenas que producen alimentos a pequeña escala y para los hogares de bajos ingresos en todo el mundo.

Pero el informe deja abierta una rendija por donde se puede colar la justicia climática, empujada por las mitigaciones de las emergencias actuales, por la acción gubernamental y ciudadana. El presidente del IPCC subrayaba al presentar el informe que una actuación global rápida, hoy y no mañana, aseguraría más equidad social, en especial en lugares altamente vulnerables al cambio climático, donde habita casi la mitad de la población mundial. Allí los episodios de origen atmosférico como inundaciones, sequías permanentes, tormentas o ciclones han provocado una cantidad de muertes 15 veces mayor que en los sitios occidentales más preparados para hacerles frente.

Pero deja abierta una rendija a la esperanza si se actúa de manera inmediata y concertada

También opinan en positivo personas que han elaborado el informe. Si se llevan a cabo reducciones considerables y rápidas en la utilización de combustibles fósiles –lo cual no es suficiente pues persistirán muchos gases de efecto invernadero ya presentes en la atmósfera– es posible que se consiga una desaceleración lenta de la temperatura, que sería perceptible dentro de un par de décadas. Con ello se mitigarían efectos y se podría favorecer la adaptación de la ciudadanía en general. Pero para lograrlo son necesarias fuertes inversiones como las del Pacto Verde Europeo. ¿Quiénes poseen los recursos suficientes? Los países ricos deben cumplir su obligación comprometida con los pobres que se concretaba en aportar unos 100.000 millones de dólares anuales.

¿Pero querrán la justicia climática todas esas empresas energéticas que han multiplicado sus ingresos tras la guerra de Ucrania, aquellas que ya sabían el daño que hacían y a pesar de eso seguían impulsando sus productos contaminadores? Si no lo hacen, la rendija de la ventana se cerrará cada vez más.

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