Por
  • Agustín Ubieto Arteta

Encuentro con los antepasados

Una calle de Aínsa.
Una calle de Aínsa.
Laura Uranga

Es un hecho cierto que muchas localidades tratan de atraer visitantes ofreciéndoles las cosas más variadas, aunque son ofertas de escasa duración. 

Hoy atraen, por ejemplo, los robellones, los festivales de cine, los dances, las romerías, las tradiciones vividas, la historia teatralizada o los conciertos de música moderna con centros de interpretación e incluso museos –muchos mal llamados así– que explican todo ello, pero por ahora, solo existen dos atractivos permanentes para degustar en cualquier época del año: la belleza y el patrimonio.

Los pueblos que conservan todavía su ambiente medieval, en los que podemos sentir el encuentro con nuestros antepasados, pueden tener un gran atractivo turístico

–Si lo solicita, se somete a unos criterios mínimos y abona una tasa, una localidad puede entrar a formar parte de la Asociación ‘Los Pueblos más Bonitos de España’. Nacida en 2011, hoy son 13 las poblaciones aragonesas inscritas, pero se echan en falta otras muchas con méritos similares o mayores que, por razones diversas, no les ha interesado hacerlo.

–Acerca del Patrimonio, cada población hace lo que puede y como quiere. Nosotros hemos estudiado la situación en ‘Un hipotético Museo Patrimonial de Aragón’, tratando de localizar 299 bienes patrimoniales y su estado en todos los pueblos aragoneses y puede decirse que en ese aspecto somos ricos.

Según las estadísticas oficiales, ‘patrimonio’ y ‘belleza’ atraen bastante a los visitantes lo que genera más puestos de trabajo, más dinero… No obstante, nosotros buscamos algo más, un escenario o un entorno vital semejante al que vivió Juan, nuestro rebisabuelo, en cualquiera de los siglos XIV al XVIII. Un ambiente antañón que tiene que ver con lo físico, sí, pero sobre todo con el alma del pueblo; buscamos similitudes con el pueblo de hace doscientos o trescientos años, escenarios cada día más buscados que se pueden degustar de manera permanente.

Para comenzar, la diferencia de edad entre Juan y nosotros no debe suponer un obstáculo para entendernos puesto que tenemos en común infinidad de cosas ya que ambos somos en buena parte medievales. Por ejemplo, casi seguro que el apellido de Juan sea medieval pues más del 82% de los apellidos actuales son de origen medieval, como ha quedado demostrado (‘La Guía telefónica de la Zaragoza medieval’). Nos entendemos perfectamente con él cuando hablamos del término municipal y del pueblo, lo mismo cuando lo hacemos de nuestras fronteras, de la Iglesia, del arte, de nuestro derecho privado, de instituciones fundamentales o vamos al banco; compartimos bastante tecnología básica y muchos alimentos. Incluso nos estamos tomando un whisky y un café amigablemente como hiciera Juan en su tiempo.

Personalmente él y nosotros no nos extrañamos, pero para regresar no está dispuesto a soportar ciertas modernidades que le hieren: cables de luz y asfalto, timbres y automóviles, tractores y garajes, grandes escaparates y huertos urbanos abandonados… Si queremos tenerle con nosotros tendremos que buscar un entorno vital semejante al que él vivía. Si confrontamos las exigencias de Juan con la realidad existente, solo tres localidades las cumplen hoy: Albarracín, Sos del Rey Católico y Mirambel, pero ¿podría haber más?

En Aragón existe un gran potencial que deberíamos saber aprovechar

Un año entero supuso comprobarlo visitando y sometiendo a multitud de poblaciones a un cuestionario de veinte ítems (en ‘Encuentro con nuestros antepasados’) y el resultado fue muy alentador. Con eliminar el tendido eléctrico colgante, los garajes mal disimulados y los vehículos aparcados ascenderían al grupo de ‘pueblo antañón’ cuatro poblaciones más: Alquézar, Roda de Isábena, Cantavieja y Aínsa; y si a esos tres ítems se añadieran las fáciles mejoras de otros siete, la lista se podría incrementar con quince poblaciones más quedando muy cerca otras doce. Todo un hallazgo.

Actualmente al menos las comarcas de la frontera navarra, Sobrarbe-Ribagorza, Matarraña, Maestrazgo y Albarracín atraen a bastantes turistas de las comunidades vecinas, pero el salto a las ‘comarcas del sosiego’ significaría un salto cualitativo muy importante puesto que, con una propaganda adecuada, podrían alcanzar el relieve de las más famosas regiones de Europa y llegarían también los extranjeros. Estamos pensando, por ejemplo, en la Franconia bávara, con Rothenburg a la cabeza; en la Bucovina rumana, la de los múltiples monasterios pintados capitaneados por Voronet; en la Istria croata en la que Pula es centro rector; en Sicilia y la Toscana italianas… Entre nosotros el proceso ha comenzado con excelentes resultados y se vislumbran al menos cinco comarcas de relumbrón internacional. Todo un futuro…

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