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Cartas al director de HERALDO: La emoción de la Semana Santa en la calle

Es la más multitudinaria de la ciudad; participan en ella todas las cofradías, congregaciones y hermandades
La emoción de la Semana Santa en la calle
Francisco Jiménez

La emoción de la Semana Santa en la calle

Cuando llegan estas fechas, la mente me retrotrae a la infancia. Me veo cruzando el Puente de Piedra junto a mis padres y con el viento de cara para ir a alguna de las procesiones de Semana Santa. Ese fue el germen de la pasión por esta festividad que pervive en mí. 

Por segundo año tras el paréntesis de la pandemia, las veinticinco cofradías de Zaragoza saldrán para inundar de emoción y sentimiento en forma de tambores, bombos, matracas y cornetas los rincones de la capital aragonesa. Será casi imposible no escuchar un redoble o percibir el olor a incienso en cualquier esquina del centro o de determinados barrios que guardan estrecha vinculación con alguna de las hermandades. Reconozco sentir especial predilección por la zona próxima a la catedral del Salvador: calles Cisne, Dormer, Pabostria... Detenerme en alguna de ellas y presenciar cómo los cofrades pasan es, sencillamente, un placer. La Dolorosa, dirigiéndose a la plaza del Pilar para su encuentro con la Cofradía de Jesús Camino del Calvario el Miércoles Santo o la Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía, arropando su espectacular paso de la Santa Cena en la noche del Jueves Santo son solo una pequeña muestra de lo que se puede contemplar y que me lleva a mimetizarme con la atmósfera de profunda emoción que se genera. Llegan jornadas de muchas horas de pie y andadas de un punto a otro para vivir el mayor número de procesiones posible. El cansancio estará asegurado y las piernas terminarán agarrotadas –la experiencia previa da buena fe de ello–, pero ello no dejará de ser una circunstancia coyuntural con agrado asumida por ser consecuencia de un verdadero entusiasmo. Espero que todo aquel vividor acérrimo de esta maravillosa semana la pueda disfrutar tanto como trataré de hacerlo yo una ocasión más.

Israel Buey Lorao. ZARAGOZA

Columpios desaparecidos

El mes de junio del año pasado se precintó la zona infantil junto a los jardines de José Pablo Arrizabalaga de Zaragoza. Parecía que, por fin, la iban a renovar. Aparecieron máquinas, retiraron los columpios y excavaron el suelo. El parque estuvo precintado todo el verano y, acabada la estación, rellenaron el suelo con arena. No hubo más cambios, salvo colocar una tabla para cerrar un lateral en la estructura de madera que había perdido su función original por deterioro y se había vuelto peligrosa. Pero, al menos, cinco meses después los niños del Barrio Jesús y el Arrabal podían volver a jugar allí. Sorprendió que no volvieran los columpios. Pasaron los meses y los columpios seguían sin volver. Preguntamos a la junta de distrito y parece ser que nadie sabe dónde están. Se habían retirado para evitar su deterioro durante la reforma y no aparecen. Hoy, nueve meses después, seguimos sin columpios. En el Parque del Agua, la zona infantil junto al Teatro Arbolé lleva también casi un año precintada. Está deteriorada y no se arregla. Se acercan las elecciones municipales y se repiten las imágenes del alcalde o algún otro miembro del gobierno local inaugurando cosas aquí y allá. Se ve que la reforma de zonas infantiles no debe ser muy rentable electoralmente.

Fabiola Lacueva Pérez. ZARAGOZA

La libertad de opinión

Los que nos dirigimos a la prensa con críticas u opiniones personales hemos de dejar claro que todo estará basado en la libertad que tenemos de opinar y expresarnos libremente, sin frenos ni trabas, pero siempre por delante con la verdad, la prudencia y el respeto. Por ello opino que debo demostrar que gozamos de ese derecho, como seguramente ya conocerán muchos lectores. La Constitución española, que es el texto legislativo de más alto rango en nuestro país, dice lo siguiente, en su artículo 10, punto 2: «Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos». Y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 19 dice: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión". Este es un derecho que tenemos todos los individuos, sin excepción. Todas las leyes que en España se han dictado, a partir de la Constitución, lo han debido ser para desarrollar, regular y perfeccionar el espíritu de la propia Constitución, y ninguna podrá contener limitaciones a los derechos que con tanta claridad deja establecidos sobre la libertad de opinión. Esto quiere decir que si alguna ley aprobada pretende imponer a los ciudadanos la prohibición de dar su opinión favorable o desfavorable sobre determinada etapa de nuestra historia o de utilizar calificativos personales, que ya se utilizaban en tiempos de Cervantes, pues esos artículos de esas leyes se deben considerar derogados, por ir en contra de lo dispuesto por la Constitución, que es de rango superior.

Alfredo Domingo Serrano. ZARAGOZA

Las trifulcas mediáticas

A diario y después de la sexta moción de censura más intensamente, las trifulcas mediáticas me parecen tan contraproducentes como irresponsables, y más cuando lo que se negocia es una vida vivible para la mayoría. La vulnerabilidad de las personas probablemente nos impide pensar que la posibilidad de que cierto confort, en especial la cotidianidad democrática, desaparezca puede ser verosímil. Dado que ese confort se va diluyendo. La moción de censura nos ha servido para contemplar, con asombro y pena, cómo las buenas maneras de los abuelos han virado al adanismo, la soberbia y el griterío de hijos y nietos.

María Luisa Alonso Alcalá. ZARAGOZA

Júlia Bacardit

Dice la escritora Júlia Bacardit que ha sufrido escarnio por negarse a la traducción al castellano de su libro ‘Un dietari sentimental’ y que no quiere contribuir a la ‘bilingüizacion’ de la literatura catalana. Y llama cobardes a los autores catalanes que no siguen su ejemplo. Creo que con esa actitud se define a sí misma. Escarnio es un calificativo muy tenue para su corta y equivocada decisión. El castellano no contribuye en nada, como idioma oficial que es, a la bilingüización. Es peor: aísla más al catalán ella misma con su torpe decisión y favorece las posturas encontradas en cuestiones lingüísticas y de convivencia. Poco futuro le deparo como escritora en un país en el que buscamos la sana compenetración de nuestra cultura sin fronteras. En el pecado lleva la penitencia.

Mariano Ara Báguena. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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