La plataforma

No es fácil conjeturar si lo que se trae entre manos Yolanda Díaz acabará siendo, para la ‘izquierda izquierda’, la mayor ocasión que vieron los siglos o si, por el contrario, se quedará en el parto de los montes.
Por lo que se ha ido viendo en el año y medio que anda dándole vueltas, yo no me jugaría una cena a lo primero. Díaz lleva subida a su plataforma al menos desde noviembre de 2021, cuando anunció en Valencia, con gran fanfarria, que iba a hacer algo, y no cualquier cosa, sino «algo maravilloso». En mayo de 2022, también con mucho bombo, nos informó de que ese algo que iba a hacer se llamaría, aunque solo provisionalmente, Sumar. Ahora nos cuenta que el próximo domingo, en un mitin en Madrid, va a contarnos «cosas nuevas». Hay que suponer que la plataforma empezará entonces a tomar forma definida, porque de momento ruido ha hecho mucho -a algunos les parecerá música celestial- pero nueces no se ha visto ninguna. En un Gobierno que oscila entre lo estrambótico y lo insípido, Díaz ha podido brillar con proyectos discutibles pero que tenían su coherencia. Aun así, no se entiende por qué de repente, sin que ningún congreso la eligiese secretaria general de nada, se convirtió en la gran esperanza de la izquierda a la izquierda del PSOE. Fue el dedazo de Pablo Iglesias, ahora irritado con ella, el que la designó sucesora, y desde entonces todo ese mundo la reconoce investida de una especie de gracia divina. Así que el destino de la izquierda izquierda no está en las manos de la gente ni de los círculos ni de las masas ni del proletariado ni de los más vulnerables, sino en las de Yolanda Díaz.