Mientras tanto el mundo gira

Mientras tanto el mundo gira
Mientras tanto el mundo gira
Pixabay

Nunca es fácil despedir a quien se quiere. Es verdad que el túnel de la vida, de la vida de hoy, tiende a envolverse de razones que aspiran a allanar el duelo: argumentos que sitúen la pérdida, seguramente porque también la cabeza precisa refugiarse en alegatos que la justifiquen. 

Con los que contrarrestar los envites que brotan del corazón, que es por donde se siente y en donde se encadena la pena. Aunque por más que se recurra a la ‘cordura’, el adiós a quien se ama guarda siempre el inevitable aldabonazo del dolor.

Mi persona querida era ya mayor, con una vida plena, repleta de pinceladas profesionales y personales en las que se reconocía el sello maravilloso de su estela admirable. Una existencia que el paso del tiempo fue desgastando, en un recorrido que avisaba ya del desenlace. Y a su lado, todos éramos conscientes de que Dios le había concedido un tiempo de descuento de la prórroga que cada día nos daba la oportunidad de disfrutarle, de sentirle, de tocarle. De cuidarle y de quererle; y a él, de dejarse cuidar, de dejarse querer.

Así que el tiempo extra sirvió para preparar su alma y las nuestras, sobre todo las de sus más cercanos, para ese adiós que no podía ser inesperado. Y de paso su despedida se hizo natural, arropado, tranquilo, envuelto en una serenidad dolorosa, porque a nadie a quien se ama quiere decírsele adiós por más que la cabeza surta de motivos de peso a los sentimientos.

Conjuga uno la intensidad profunda de la marcha con la rapidez con la que todo se desenvuelve. El mundo se empeña en seguir girando cuando la vida de un puñado se detiene; y se mutan los instantes, el tiempo y los valores, envueltos en recuerdos que se actualizan con imponente claridad. Memorias que perfilan gestos de paz serena de aquella con quien ha compartido la vida, y de los hijos, de los nietos... y que salpicadas de padrenuestros contribuyen a darle dimensión a esa vida y a esa muerte.

Experiencia que enriquece el aprendizaje y ayuda a comprender –un poco– el sentido de las cosas. Envueltas en la despedida de un seguro hasta luego.

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