Empresas sólidas

Pese a una desaceleración que todo indica que no derivará en una recesión, las perspectivas de negocio de las compañías con sede en Aragón para este año no son negativas. Lo corrobora un barómetro del Instituto Aragonés de Fomento (IAF).
E n un escenario internacional convulso, con una guerra en Ucrania que no tiene viso alguno de llegar a su final y que en ámbitos económicos parece que solo beneficia a los fabricantes de armamento, resulta difícil ver el futuro con optimismo. La inflación sigue estando demasiado alta, en parte por los efectos indirectos del conflicto bélico, y eso se está traduciendo en una desaceleración económica que, sin embargo, no nos hará llegar a una recesión. El consumo no se ha desplomado como muchos preveían y no son po.cos los sectores de actividad que trabajan a un ritmo aceptable, mientras el empleo se mantiene a grandes rasgos. Quizás es que las cosas no van tan mal.
Esa es la percepción que se tiene en el mundo empresarial aragonés, cuya visión de la realidad es moderamente positiva. 2022 terminó mejor de lo que se pensaba a mitad del año pasado y 2023 no irá mejor, pero aún se creará empleo y riqueza. Así lo manifiestan en un estudio realizado para el Barómetro de las Empresas Aragonesas realizado por el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) y un equipo de la Universidad de Zaragoza, publicado este mismo mes.
Con una notable variabilidad por sectores de actividad y por clases de tamaño, en promedio, las empresas encuestadas (499) estiman que cerrarán el ejercicio 2022 con un crecimiento de la facturación, del empleo y de la inversión, respectivamente, del 6,2%, 4,2% y 4,5% con respecto al año 2021.
En la entrevistas realizadas a las empresas (el pasado mes de noviembre), estas anticipaban una contracción de la actividad en 2023 con respecto a 2022, en línea con las previsiones de crecimiento para la economía española y la mayoría de las economías en el mundo, pero ya decían que no temían una recesión. De hecho, prevén incrementos de la facturación del 4,6%, del empleo del 2,8% y de la inversión del 1,1%.
El estudio, realizado por un equipo formado por Jesús López Cabeza y Adrián España Ara (del IAF) y Pilar Rivera, Vicente Salas y Concepción Garcés (de la Universidad de Zaragoza), abunda en detalles sobre el impacto de las perturbaciones externas por el encarecimiento de la energía, la subida de los tipos de interés, los riesgos de recesión económica, cuestiones vinculadas a su actividad productiva y comercial y recoge las iniciativas que ponen en marcha en respuesta a esos impactos.
Hablan las empresas en el estudio del incremento de sus costes de producción, del que responsabilizan al encarecimiento de la energía, aunque también reconocen la influencia de otros factores que suponen un freno a su actividad como las dificultades para cubrir vacantes en determinados puestos de trabajo, el acceso y coste de la financiación, las presiones inflacionistas o las distorsiones en las cadenas de suministro. En este contexto y, de manera general, las compañías aragonesas se muestran preparadas para responder a las perturbaciones externas negativas con más eficiencia energética, aumentos en la productividad, innovación en productos y procesos y penetración en nuevos mercados.
Las conclusiones del estudio han sido bien valoradas por la consejería de Industria del Gobierno de Aragón, cuyo titular, Arturo Aliaga, ha señalado que demuestran «la fortaleza y la solidez del tejido empresarial aragonés» para hacer frente a los desafíos actuales.