Sembrar, regar y más

Sembrar, regar y más
Sembrar, regar y más
Heraldo

Mayo ya está aquí y aún no hemos terminado febrero. El horizonte político de nuestro país, de Aragón, como el del resto de España, apunta a las elecciones municipales y autonómicas. Las maquinarias electorales del PSOE y del PP están a pleno rendimiento. No van a parar hasta el día de autos. 

Desde fuera se ven relativamente claras sus respectivas estrategias de comunicación. Los argumentos escasean, priman las descalificaciones mutuas y evitan los errores. El surtido de mensajes que colocan en los medios y en redes tiende a la simplificación, a estereotipos vacíos donde se atribuyen etiquetas para alimentar emociones. No es de esperar un debate serio. Como mucho, el intercambio se reducirá a la mínima expresión y, en todo caso, al final de la partida. Mientras tanto, sólo veremos labores de zapa y trinchera.

Los partidos políticos están ya lanzados a la disputa electoral, pero resulta difícil hacer previsiones

El resto de los partidos políticos funciona a trancas y barrancas. Los dependientes de Madrid se distribuyen en un abanico de tesituras. Vox vive tocado desde que perdió a Olona. No da para más de lo que dio. No son alternativa, ni sirven para derrotar a Sánchez. Izquierda Unida no se sabe qué quiere hacer, intuyen que por separado mantendrán su situación actual. Un diputado es mucho más de lo que parece. Y lo de Sumar de Yolanda Díaz no rescatará de la inanidad a la organización ni al ‘ninistro’ Garzón. El caso de Ciudadanos es un esperpento. Sus ideas y los equipos que movilizaron hace cuatro años se han inmolado por el camino. Los errores de estos liberales están evaporando las novedades que aportaron a la misma velocidad con la que se cocinan a sí mismos en sus contradicciones. Lo cual es un signo de los tiempos. La volatilidad de las agendas políticas y de las organizaciones va más rápida que el ‘zapping’ del electorado. Esto también lo saben en Podemos. Sus puñaladas intestinas hace tiempo que cambiaron la versión original. Maru Díaz y Rivarés lo tienen difícil para sobrevivir. Echenique ha dejado de producir ternura, destila rencor e incapacidad para el consenso y, además, van a pagar el pato de la gestión de Diego Bayona con los montes y la incompetencia de las ‘ninistras’ de Madrid.

Los partidos de nuestro país, de Aragón, tienen expectativas muy distintas. La implosión del PAR hace que el aragonesismo moderado pierda toda oportunidad de conseguir representación en las Cortes aragonesas. Si siguen como han hecho hasta ahora, ni Aliaga, ni Allué, ni ningún otro va a conseguir sumar los votos suficientes. Algunos alcaldes fieles resistirán, globalmente nada. Salvo milagro reunificador, van camino del desastre. CHA ha resistido la legislatura y las contradicciones de aliarse con el PSOE. Han gestionado bien, pero al mismo tiempo han tragado muchos sapos y estaciones de esquí. Ahora toca ver cómo se libran del abrazo del oso. De momento no se sabe dónde están. Las cuitas y aspiraciones a pactos foranos obturan sus expectativas. En la cresta de la ola están Teruel Existe y sus oportunistas. Van a rebañar en el territorio más de lo que se espera y menos de lo que sueñan. Si consiguen asentarse harán un roto al resto.

Puede ganar el que mejor acierte a engatusar al electorado polarizando sentimientos, que no argumentos. Al menos esa es la táctica más extendida

Son muchas incertidumbres. No permiten unas cuentas fáciles ni cálculos preelectorales anticipados. O quizá sí. Por un lado, cabe la teoría de la volatilidad emocional donde dependiendo de las habilidades para polarizar sentimientos, que no argumentos, ganará quien mejor engatuse al electorado. Por otro lado, la teoría del hartazgo centrada en destacar errores, mentiras y pifias del contrario. En esto lleva las de perder cualquiera que se arrime a Sánchez, ni aunque se produzca un milagro económico lo tiene fácil Lambán. Vamos a ver cómo sale de su cómoda posición transversal y moderada para lidiar con lo que más teme. Sabe que si fracasa los suyos lo decapitarán.

La batalla está servida. Los partidos si no tienen ya su estrategia de comunicación, llegan tarde. En esta ocasión, la percepción del tiempo se mueve entre la eternidad que falta y la inmediatez de lo que ya está aquí. Confiar en el azar es dejar el terreno abonado para la derrota. Toca sembrar, regar y pelear, no basta con fiarse de aquello de marzo ventoso y abril lluvioso hacen de mayo florido y hermoso.

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