El plantón del rey moro

El plantón del rey moro
El plantón del rey moro
Heraldo

Ahora ya no se escucha aquello de ‘bajarse al moro’. Sin embargo, en la década de los 80 del siglo pasado formaba parte del habla popular. Se hizo común y corriente. Unos lo usaban con conocimiento de causa, la mayoría por simple repetición. Aunque, de hecho, fueron unos cuantos quienes, aprovechando la mili en Ceuta y Melilla, aprendían qué significaba. 

Fue una práctica extendida entre jóvenes exploradores de universos alucinógenos que encontraban el hachís barato escuchando los tambores de Ketama y se arriesgaban negociando con el tema. Así incluso inspiró y dio título a la comedia estrenada en 1985 por José Luis Alonso de Santos, que luego adaptó al cine en 1988 Fernando Colomo. Por aquel entonces Pedro Sánchez (1972) estaba en plena adolescencia. Es de imaginar que recordará la expresión.

Pedro Sánchez ha pasado a la historia de la República Árabe Saharaui Democrática como el gran traidor

Quizá aquellos recuerdos adolescentes se hayan removido con la XII Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos de la semana pasada. En esta ocasión, el presidente se ha bajado al país vecino con su séquito de once ministros y ministras afines para agasajar al rey moro y su corte. Pero hete aquí que Mohamed VI le dio plantón. Según contaron los medios, el monarca alauí se quedó en su residencia de Gabón, realizando las labores propias de su cargo, y no se presentó en la RAN.

Sánchez se tuvo que conformar con su homólogo marroquí, el primer ministro Aziz Ajanuch, quien también hizo su esfuerzo llenando la sala de reuniones con sus ministros correspondientes. Se trataba de escenificar un cambio de rumbo en la relaciones bilaterales y de sentar las bases de un futuro menos atribulado que el vivido desde que se acogió al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, hospitalizándolo en España... Y por en medio, legitimar la dictadura del hijo de Hassan II. Algo que deberíamos denunciar y cuestionar como bien identifican la cuota de ministros de Unidas-Podemos que, coherentemente, se quedaron en Madrid. En esto hay que reconocerles el gesto y aplaudirles. Aunque, si fueran realmente coherentes hace tiempo que tendrían que haberse rebelado contra el cambio de posición de Sánchez –por tanto, del gobierno del que son parte– ante al conflicto del Sáhara.

Ahora ya sabemos que Sánchez ha pasado a la historia de la República Árabe Saharaui Democrática como el gran traidor. En esto sí que ha marcado un antes y un después, un hito histórico. Por eso, con la visita a Rabat da la impresión de querer compensar el mérito tuteando al rey moro. Pero no ha podido ser, ni el ministro Albares conocía las vacaciones del tirano. Mohammed ibn al-Hasan es un ejemplo de autócrata listo. Si se ha de reunir con alguien tiene que ser con el jefe del Estado y no con un ‘segundo’ que, como bien sabe, es más falso que la falsa moneda y aspirante a presidente de república. El rey moro, como en otras ocasiones, ha aprovechado para sacar tajada donde menos se lo esperaba Sánchez. Ese sutil ninguneo es algo más que un guiño geopolítico. Y el valor simbólico es más poderoso que aquel ‘error’ poniendo la bandera al revés. Ha dejado claro quién tiene la sartén por el mango.

Por eso, da la impresión de que con la visita a Rabat ha querido compensar el mérito tuteando al rey moro. Pero no ha podido ser

Y en este mango hay muchos temas que se nos escapan. La llegada de inversiones millonarias desde España, los programas de cooperación, la supuesta colaboración en distintos campos estratégicos está por ver a quién van a lucrar. Desde luego la ciudadanía marroquí, la gente de a pie, seguirá viendo cómo sus élites mantienen su estatus y se aprovechan de la situación. Los derechos humanos y la democracia son harina de otro costal. Se vanaglorian del control migratorio, pero no nos dicen cómo se las gasta la policía marroquí, ni importa cuántas personas desaparecen por el camino. Para Sánchez y su séquito es un asunto doméstico en el que no van a entrar. Ni tampoco preguntarán por la libertad de expresión y de asociación. Eso es mejor que se vote en el Parlamento Europeo, donde los eurodiputados socialistas españoles obedecen a la voz de su amo. Sánchez no parece preocupado por ser un socialdemócrata tragasátrapas y tragasapos. En esto, como con la corrupción, ya sabemos que la valoración depende de quién se trata. Lo importante es seguir en el poder, lo demás da igual aunque el rey moro se plante.

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