Ciudadanos ha descartado hacer primarias en Zaragoza tras el plantón de sus seis concejales en el Ayuntamiento, que han renunciado a liderar la lista de la formación naranja en las elecciones municipales del 28 de mayo. Además, Sara Fernández, Víctor Serrano, Carmen Herrarte, Javier Rodrigo, Cristina García y María Antoñanzas han expresado abiertamente sus discrepancias con el comité autonómico de Daniel Pérez Calvo. Este previsible abandono pone en evidencia de forma muy directa la explosiva situación que vive el partido, que cosechó unos notables resultados en la cita electoral de hace cuatro años gracias al impulso originado por el hiperliderazgo que protagonizó Albert Rivera en todo el país. El grupo liberal vive hoy una etapa convulsa que condicionará su supervivencia como opción política reconocible.

La crisis del partido naranja coincide en Aragón con la del PAR, que en los dos últimos días ha asistido a la salida de un amplio grupo de cargos y destacados militantes. Es un hecho que el centro político de la Comunidad, tanto liberal como aragonesista, está sufriendo un acelerado proceso de descomposición interna. El desmoronamiento de las fuerzas moderadas es un síntoma preocupante porque, si no surge una alternativa, deja el papel de partidos bisagra en manos de las opciones extremistas.

El mapa político europeo ilustra sobre las distintas funciones que puede desempeñar el centro en sistemas parlamentarios tan fragmentados como los actuales. Si Ciudadanos y el PAR no consiguen reorganizarse mínimamente en las semanas que quedan hasta las elecciones, dejarán vacante en la política aragonesa el papel de los partidos moderados capaces de negociar a derecha e izquierda acuerdos legislativos o de gobernabilidad, que son los que dan estabilidad a los regímenes democráticos.