Desgaste por contradicción

En el PSOE se prefiere trasladar que no es tanto la búsqueda de un enfrentamiento como una reubicación previa a los comicios de mayo. Simple electoralismo, aseguran. Las diferencias entre el PSOE y Podemos por la unión de las estaciones de esquí, a las que también se suma discretamente CHA pese a su protagonismo en la recuperación de la estación de Canfranc, se comprenden ante la necesidad de los morados de movilizar a sus votantes. 

Aunque en el PSOE de Huesca el fuerte malestar es evidente –el presidente de la Diputación, Miguel Gracia, reclama a Javier Lambán que blinde la unión y cese al director general de Medio Natural, el podemista Diego Bayona–, la defensa de la estabilidad del cuatripartito, entendida como una prioridad, indica que Lambán buscará una solución discreta. La apertura de una disputa pública en el seno del Gobierno carece de toda oportunidad y, menos aún, cuando el PAR se desangra y amenaza con colapsar. Podemos, que a lo largo de la legislatura ha protagonizado algún que otro chillido aislado, molesto pero sin relevancia y apoyado en el obligado seguidismo hacia sus políticas nacionales, apuesta por una diferenciación que, esta vez, tanto por el momento como por la oportunidad, pincha en hueso. Lambán no va permitir, por mucho respaldo que la consejera Maru Díaz muestre a su director general, que la bronca le abra otro frente con el PSOE oscense ni que Podemos fracture el equilibrio del Ejecutivo.

Los tirones de Podemos preocupan en el cuatripartito, pero no tanto como el futuro del PAR. Saber qué quedará del partido y hasta dónde alcanza el cada vez más reducido poder político de Arturo Aliaga es, a fecha de hoy, la principal incógnita que debe aclararse. La acelerada descomposición de los aragonesistas –la fuga de nombres relevantes vacía de atractivo a una formación necesitada de referencias– introduce el interrogante sobre el destino que tomarán sus votantes y sobre el sentido que tiene que Aliaga continúe al frente. Lambán, que ha defendido a Aliaga para proteger al Gobierno y que asegura que "antiguos dirigentes" del PAR, de acuerdo con el PP, actúan para destruir al partido, tendrá que decidir si respaldar a su vicepresidente es lo mismo que defender el espacio político que ocupa la formación o si, por el contrario, ha llegado el momento de buscar una salida pactada.

El desmoronamiento del PAR, y el aislamiento en el que se encuentra sumido Aliaga, tiene como beneficiario al PP, cuyas siglas comienzan a registrar una concentración del voto de centroderecha. Los planes de Jorge Azcón parecen cumplirse sin que el PSOE logre que cale el mensaje de la necesidad de la unidad de la izquierda en torno a su marca.

Con Ciudadanos empeñándose en reducir a diario sus opciones electorales, el todavía alcalde zaragozano se dedica a aventar las contradicciones del cuatripartito: las que afectan a Podemos y al PSOE en la estrategia de la nieve, las que cree descubrir en CHA con la rehabilitación de Canfranc o las que se expresan en el seno del PAR por el discutido liderazgo de Aliaga. Azcón, enfrascado en desgastar al Gobierno y envuelto en el proyecto del estadio de La Romareda, una iniciativa que merece llevarse a cabo al igual que se ha hecho con el nuevo hotel de Canfranc, pelea por mostrar al cuatripartito como un Ejecutivo inconexo y alejado de la voluntad de la cesión y el pacto que ha vendido Lambán a lo largo de la legislatura.

Crece el PP en las encuestas por los desmoronamientos de PAR y Ciudadanos, quedando ahora por ver cuál es la fuerza política de Azcón –más allá de los vientos nacionales– y cómo pasa de alcalde a candidato a la DGA sabiendo que su posible mayoría solo se alcanza, de momento, sumando con Vox.