Escisión en el PAR
La crisis interna del Partido Aragonés continúa, por ahora, con una escisión. El sector crítico ha hecho oficial el abandono de la formación. Un año y medio después de que Arturo Aliaga se impusiera por veinte votos en un congreso anulado en los tribunales por irregularidades, las principales figuras de la facción que está en su contra se dan de baja, pero anuncian un "nuevo espacio ideológico" en el que Aragón sea "punto de encuentro e ilusiones".
No han especificado cómo lo articularán, pero lo que sí está claro es que el PAR hoy está roto. Se desmorona así el partido moderado y aragonesista que ha servido durante décadas para ayudar a formar mayorías de gobierno en la Comunidad, lo que ha redundado en un largo periodo de estabilidad institucional en el Pignatelli. Se necesitan fuerzas constitucionalistas, sean aragonesistas o liberales, que refuercen el imprescindible centro político.
La que fuera directora general de Turismo, Elena Allué, y otros destacados militantes del PAR, como los diputados provinciales Berta Zapater y Julio Esteban y el alcalde de Montalbán, Carlos Sánchez, han informado sobre su baja inmediata ante la "absoluta falta de democracia interna y credibilidad" ante la sociedad y la "infame" lucha en la dirección, a la que responsabilizan de la "descomposición" de las siglas. También han anunciado que en los próximos días se les sumarán otros cargos así como "relevantes" militantes históricos y ex altos cargos en instituciones, aunque han declinado dar nombres. Este nuevo paso en la descomposición del partido, a poco más de cien días de la celebración de las elecciones municipales y autonómicas, ahonda una crisis de desorientación programática, enredos judiciales y, sobre todo, de pugna de intereses personales. El PAR está agotando su tiempo para no resultar irrelevante en la cita electoral de mayo.
