¿Cómo puede seguir siendo ministra?

La ministra de Igualdad, Irene Montero
¿Cómo puede seguir siendo ministra?
Efe

La marcha atrás del Gobierno en el asunto de la famosa y lamentable ley conocida como la del ‘sólo sí es sí’, que anunció impávido el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, supone el reconocimiento de un grave error. 

La ley se va a modificar con seriedad y rigor, dijo el ministro (parece pues que el texto anterior no se hizo con seriedad y rigor), y se hará –añadió– "de la mano de los expertos, catedráticos y magistrados que más conozcan esta parte de nuestro derecho penal; es absolutamente imprescindible que así lo hagamos". De modo que tampoco se atendió esta opinión experta cuando se redactó y aprobó la ley y se rechazaron los informes y las advertencias sobre las consecuencias indeseadas que se iban a producir.

La responsabilidad del fiasco de la ley llamada del ‘solo sí es sí’ no es exclusiva de la ministra de Igualdad

Lo cierto es que el proceso de elaboración y aprobación de esta dichosa ley deja en paños menores a quienes se empecinaron en sacarla adelante por una iluminación sectaria y no tuvieron inconveniente en saltarse toda clase de mecanismos de garantía de la calidad normativa, desde el Ministerio de Justicia hasta los oportunos y prudentes, aunque no vinculantes, dictámenes de los asesores del Gobierno y de los cuerpos jurídicos del Congreso y el Senado.

La todavía ministra de Igualdad, señora Irene Montero, autora ideológica de la ley, con su claque de colaboradoras pintorescas se han desgañitado en la defensa a ultranza de su proyecto, negando la realidad y la evidencia, haciendo bromas impropias de sus cargos y culpando a los jueces de haber aplicado inadecuadamente su ley. Han aguantado unos meses escándalo tras escándalo por las continuas excarcelaciones y rebajas de penas; han ignorado por completo a las víctimas que sufrieron vejaciones, abusos y violaciones y han mantenido un sordo pulso con la otra parte del Gobierno mientras se producía una verdadera alarma social. Cegadas por un sectarismo soberbio –no sé si infantil o no– y con unos inaceptables gestos de prepotencia.

Pero Irene Montero ha sido la principal promotora del texto e incluso lo ha defendido con soberbia cuando sus consecuencias ya eran evidentes

No se puede cargar toda la responsabilidad de esta crisis sobre los hombros de la señora Montero en exclusiva, pues no hay que olvidar que fue el Gobierno quien hizo suyo el proyecto y fue el Congreso de los Diputados quien lo aprobó, y todos debieran entonar un humilde ‘mea culpa’ por la escandalera que venimos soportando hasta que ha estallado el conflicto y el Gobierno ha tenido que arrugarse, dar marcha atrás y proponer una rectificación que habrá que ver cómo acaba. Pero también es cierto que el enrocamiento de la Ministra de Igualdad y sus diferentes declaraciones, ese ‘sostenella y no enmendalla’, la sitúa en el origen del problema y de haber promovido lo que se presenta como una crisis de gobierno. Por mucho menos han caído ministros, así que habrá que enseñarle la puerta de salida a esta señora. Por dignidad, debiera irse; por el estropicio generado, debiera ser destituida.

Lo que no se entiende ni es de recibo es cómo puede seguir aún esta señora ocupando un sillón en el Consejo de Ministros.

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