Lambán, la voz dormida
Los fondos europeos suponen la principal herramienta de España y las comunidades para remontar la crisis en la que nos encontramos. Y, a tenor de los datos con los que contamos, tanto el Gobierno de España como el de Aragón están convirtiendo esta oportunidad en un fracaso.
En el caso del Ejecutivo de Sánchez, por su incapacidad de gestión; en el de Lambán, además de la falta de gestión, hay una falta de liderazgo, de levantar la voz para reclamar lo que es justo y les corresponde a todos los aragoneses.
Es muy probable que España y las comunidades no tengan una coyuntura como la actual en mucho tiempo. Ante la crisis de la covid-19 y, por tanto, las crisis sanitaria y económica, Europa reaccionó de manera inédita creando un potente instrumento, el Next Generation EU, financiado con emisión de deuda mutualizada de los estados miembros y dotado con 800.000 millones de euros. De éstos, 723.800 millones se destinaron al Mecanismo de Recuperación y Resilencia. España fue el segundo país más beneficiado, a causa del fuerte impacto de la pandemia en nuestra economía.
Tras dos años de gestión –aunque sea ofensivo hablar de gestión en este caso– los datos describen una situación francamente desoladora. Decepcionante. El Gobierno de España recibió de la Unión Europea 28.459 millones de euros en 2022 y a 30 de noviembre sólo ha realizado pagos por valor de 8.237 millones. Es decir, a un mes del cierre del año el 70% de los pagos aún estaba en el cajón.
El Gobierno, como el mal estudiante o el mal pagador, está pidiendo ahora más tiempo para ejecutar los fondos, pero lo cierto es que instituciones como Fedea llevan ya meses alertando de que existe un maquillaje de las cifras; y el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea también ha alertado de que España es el país de los 27 Estados miembros que peor está ejecutando los fondos, con el consiguiente riesgo de que parte de éstos se pierdan. Y, por tanto, se malogre la que es sin duda la gran palanca para sacarnos de una crisis que se ha mostrado con toda su crudeza en la reciente encuesta de la EPA, que muestra la pérdida de 100.000 empleos del sector privado en el último trimestre del año pasado.
Si la gestión del Gobierno es indefendible, la de la Diputación General de Aragón es vergonzosa. Y lo tengo que decir en estos términos tan duros porque cualquier paño caliente sería traicionar a nuestra Comunidad.
El Gobierno ha puesto en marcha 12 planes especiales de fondos europeos, los denominados Pertes. En conjunto prevén una inversión pública superior a los 36.000 millones de euros y la supuesta movilización de cuatro euros de dinero privado por cada euro público. Ya conocemos un Perte del vehículo eléctrico, de salud de vanguardia, de industria agroalimentaria, de nueva economía de la lengua, de economía circular, del sector naval, aeroespacial, el último (aprobado el 27 de diciembre), de descarbonización de la industria… ¿Pero a qué plan de futuro se va a enganchar Aragón? ¿Qué proyecto de fondos europeos servirá de espoleta para el necesario despegue económico de esta Comunidad tras la crisis postpandemia? No busquen porque no lo hay. Y lo más grave es que tampoco hay una voz en la Diputación General de Aragón que le reclame a Sánchez lo que le corresponde a los intereses de nuestra Comunidad. Lambán marca calculadamente distancias con Sánchez, pero vota con Sánchez y actúa como Sánchez. La opacidad del Gobierno de España y del Gobierno de Aragón con la gestión de los fondos europeos es idéntica. Y eso que la Unión Europea mandata unos canales de transparencia del Gobierno con las comunidades y de las comunidades con el resto de las formaciones encargadas de la labor de fiscalización. Tan temerario es el Gobierno de España y tan temerario es el de Aragón que ningunean a sabiendas el Reglamento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que, en sus artículos 18 y 28, señala con claridad la necesidad de contar con las autoridades locales y regionales, así como con la sociedad civil, tanto en la fase de planificación como en la de ejecución de los fondos europeos.
Sin embargo, el Gobierno de España y el de Aragón son dos almas gemelas de ‘no gestión’. Si el Ejecutivo de Sánchez no es transparente con las comunidades; el de Aragón tampoco lo es con la oposición. Si uno está perdiendo el tren de la recuperación, el otro –el nuestro– tampoco alza la voz para cumplir la regla de oro de un gobernante: que los intereses de los ciudadanos primen sobre las siglas de cualquier partido.
Lambán es la voz dormida de Aragón con los fondos europeos. Pero el Partido Popular no se va a callar.
