Un día histórico en Canfranc
Con la apertura del hotel Royal Hideaway –que sin duda se convertirá muy pronto en una referencia del turismo de calidad en los Pirineos– y tras la inauguración, el pasado día 8, de la nueva urbanización de la explanada de los Arañones, la antigua estación de Canfranc, una joya del patrimonio arquitectónico e histórico aragonés, recupera su esplendor.
Una excelente noticia que impulsará el desarrollo económico de la localidad y de la comarca.
Hay que felicitarse de que el magnífico edificio de la estación de Canfranc, durante tantos años destartalado y varado en el tiempo de la nostalgia, haya vuelto al fin a la vida. Su nueva función como hotel de lujo y con encanto ha permitido restaurar y rescatar un símbolo muy querido por los aragoneses, pues está íntimamente ligado al ferrocarril internacional cuya reapertura la Comunidad no deja de reivindicar desde 1970. Con unas instalaciones hoteleras y un servicio muy cuidados, y situado en un bello paraje de montaña, es seguro que el nuevo hotel tendrá un gran atractivo para quienes, en invierno o en verano, quieran disfrutar del Pirineo. Hay que subrayar que Canfranc no pierde su actividad ferroviaria, que se mantendrá en la nueva y funcional estación incluida en la completa reforma realizada en la explanada de los Arañones; y que espera que las inversiones que se llevan a cabo en la línea permitan, en un plazo razonable, que la comunicación con Francia se restablezca. Entre tanto, Canfranc gana en el entorno de la estación un nuevo espacio cívico, y un hotel que puede convertirse en motor económico. Y para todos los aragoneses debe ser una satisfacción la rehabilitación de un monumento artístico de tanto valor histórico. El proyecto de transformación de las antiguas instalaciones ferroviarias de Canfranc, ahora culminado, puede servir de ejemplo de cómo recuperar y reutilizar para la creación de riqueza los elementos de nuestro patrimonio industrial.
