El Gobierno español ha decidido sumarse a los países que enviarán carros de combate Leopard a Ucrania, después de que Alemania, fabricante de los vehículos, confirmara que lo hará. El Ejecutivo quería que la entrega fuera una decisión lo más unánime posible dentro de los aliados, algo que parece cumplirse ahora también con el envío de blindados Abrams por parte de Estados Unidos. 

Las democracias occidentales responden así al mensaje del presidente Zelenski: las ayudas no son caridad de Occidente hacia un país agredido sino la garantía de su futura seguridad global. La Unión Europea tiene que seguir respaldando el rechazo a la agresión de Putin con la aplicación de las sanciones contra Moscú y aportando ayuda económica y militar a Kiev. Por desgracia, la salida negociada a la guerra no está en el horizonte inmediato.

Con todo sentido, el Gobierno español había condicionado a la existencia previa de un acuerdo a nivel europeo su participación en la operación para dotar a Ucrania de un sistema capaz de contrarrestar la potencia de fuego de los modernos tanques rusos. Una vez que Berlín ha dado el visto bueno al envío de los blindados de fabricación germana, es lógico que toda la UE siga actuando unida también en este nuevo y significativo paso en el rearme de las tropas ucranianas que luchan para poner fin a la invasión rusa.

Aunque los ministros de Podemos de oponen a la medida, muchas voces se escucharon ayer en apoyo a Kiev, desde las del rey Felipe VI a las del expresidente Felipe González, que participó en un acto en Zaragoza. De Aragón podrían salir todos o parte de esos tanques, porque están presentes en la Comunidad tanto en activo como almacenados. Sea como fuere, está claro que la mejor arma que Occidente puede ofrecerle a Ucrania es unidad tanto política y diplomática, como militar y financiera.