Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Trifulcas políticas ante problemas reales

El presidente de Aragón, Javier Lambán (d), y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.
El presidente de Aragón, Javier Lambán (d), y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.
Oliver Duch

Para unos tan cerca y para otros tan lejos. Mientras el PAR y Ciudadanos van a sentir que el tiempo hasta las elecciones autonómicas y municipales transcurre más lento que un bolero, Lambán y Azcón sacuden sus ganas de victoria electoral a golpe de alegaciones. 

No parece una buena estrategia situar la defensa de los derechos de los ciudadanos como pretexto para un ataque entre instituciones y, mucho menos, activar las respectivas maquinarias administrativas como prolongación de sus intereses de partido. Ni las polémicas entre Ayuntamiento y DGA son nuevas -todo lo contrario- ni son baladíes, pero luchar por el récord de alegaciones en menos de dos meses invita a reflexionar sobre la verdadera razón de tanta queja hiperbólica que bien podría solucionarse con una negociación serena y tranquila, alejada del ruido y la furia de estas semanas. Seguramente, sus electores se lo agradecerían sobremanera. Mención aparte merece la ministra Ione Belarra, quien acudió a Zaragoza en modo de mitin. El problema surge cuando se grita con estridencia y da igual que da lo mismo. Gracias a la sutileza de Belarra nos enteremos ayer de que la derecha tiene una estrategia golpista, nada más y nada menos, del supuesto acoso mediático que sufren y de las ganas que atesoran de paralizar la unión de estaciones y cambiar la justicia, pero según lamenta no les deja su situación de minoría. No debe de ser suficiente afrenta cuando continúan cobrando del Gobierno central y de la DGA. Tal vez crea que cabalgar en las contradicciones da votos. Los sondeos le dicen lo contrario.

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