La pasta de los hombres de la Transición

José Ramón Lasuén, en su despacho.
José Ramón Lasuén, en su despacho.
Oliver Duch

De manera inexorable vamos perdiendo a las personalidades que contribuyeron a la transición política y el desarrollo económico en España. Es el caso de José Ramón Lasuén Sancho, aragonés de Alcañiz, que falleció el pasado día 11. 

Las élites políticas de entonces estaban hechas de una pasta distinta, con más empaque, que la de las actuales. Y el profesor Lasuén es un buen ejemplo. Formado en Zaragoza, Madrid, Londres y Stanford, no solo fue un brillante economista, desempeñando la cátedra de Teoría Económica, sino que pasó de la teoría a la práctica trabajando como asesor de diferentes gobiernos españoles, de López Rodó a Adolfo Suárez, y también de organismos internacionales y hasta de la familia Kennedy

Cuando entró en política, lo hizo aportando su bagaje profesional y académico desde una voluntad de servicio público. Entre 1977 y 1993 fue elegido varias veces diputado, en las filas de UCD, AP y el CDS. Cambios de partido que tuvieron más que ver con los vaivenes del escenario político que con giros en su talante, que fue siempre centrista. Lasuén fue miembro del Club de Roma, el organismo que ya en 1972 alertó de los problemas ambientales que planteaba el crecimiento económico, y del Círculo Aragonés de Economía. Los lectores de HERALDO pudieron disfrutar con frecuencia, hasta hace un par de años, de sus artículos, enfocados siempre desde un punto de vista original. Muchos de los valores de la Transición, que Lasuén encarnaba, parecen hoy no solo lejanos sino casi arrumbados, pero algunos encontraremos alivio recordando la sonrisa cordial del profesor y esa mirada inquisitiva que nunca se apagaba.

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