Por
  • Juanma Fernández

Mi tanto por ciento

A pesar de que algunos establecimientos ya ofrecían algunos descuentos desde que comenzó el año, este sábado han arrancado de manera oficial las primeras rebajas de 2023.
Este sábado han arrancado de manera oficial las primeras rebajas de 2023.
José Miguel Marco

Se ha tirado otra navidad del calendario y las rebajas, brutales, han acotado el suflé de los sueños desparramando el valor de las necesidades en apenas un día. Enero transforma el deseo en capricho, lo que acelera el tedio. Uno mismo, la autoestima, siempre es peor en unos grandes almacenes o mirando Amazon. Se puede ir o esperar a que vengan, pero se gravita siempre al revés que los sueños y se toca suelo por obtener lo que se desea cuando se puede. Enero es conformismo y prisa, mala mezcla; la hora deseada para capitular sin rencor. En diciembre o acaso algo más, en esos primeros días del año nuevo, se guerrea por circunstancias; se miente con permiso y por el bien del otro; se recuerda; se envuelven las expectativas y se rasga papel en celo; se espera por algo mejor. También hay un recuerdo para los ausentes por no acordarnos de nosotros mismos, cada Navidad más viejos, más hacia ellos, los añorados. Porque a esa fuerza ‘happy’ de la Navidad solo queda contrarrestarla con el réquiem de los que no están por no valorar a los que tenemos. Se pasa, como la vida, desde lo que fuimos, y será en febrero o quizá marzo cuando nos acordemos de que, en realidad, ni Nochebuena ni Nochevieja estuvieron tan mal. Habrá años peores, imposibles; pero casi siempre se vencen las circunstancias del ánimo, por eso el desánimo es tan barato y el certero, tan excepcional.

Las luces led de las rebajas, el tanto por ciento del chollo, ibuprofeno para sortear la cuesta arriba sin frenos. Mejor el omeprazol del 25 de diciembre y el 1 de enero; el paracetamol para llegar a una cena con amigos el 23; el dolor de cuello por cargar con los sobrinos; Carlota diciéndome que la tengo que ver bailar los ‘tacones rojos’ ‘90 minutos’ o Darío y yo divagando sobre en qué tipos de pájaros se puede convertir Pinzón para vigilar si se porta bien. Estos días han sido estar en esas: en gastar pasta para el resto y soñar por derecho; montar un árbol sin raíces y confiar; un exceso pirotécnico en comunidad y sin ombligo. Consumismo, como siempre, pero por los demás y compartiendo protagonismo. Y no está tan mal, mientras se pueda, regresar a estos diciembres mientras nos suben la medicación y el tiempo. Para revolcarnos en la añoranza lo mejor, fabricar recuerdos, sentirse culpable. Me voy de rebajas.

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