Por
  • Vanessa Mastral

El deber de apoyar al emprendedor y el papel de la educación en el desarrollo de las ideas

La Formación Profesional es una inversión de futuro para las empresas
La Formación Profesional es una inversión de futuro para las empresas
Guillermo Mestre

El emprendedor es un iniciador, un soñador con una visión y una motivación por conseguir un objetivo, a menudo económico. 

El negocio del emprendedor debe ser visto como un motor de la economía de las regiones en las que se establece (Lopes et al., 2021), generando oportunidad de desarrollo, empleo y crecimiento económico.

Tanto en la crisis de 2008 como en la incipiente recesión actual del mundo occidental, las noticias giran en torno a las dificultades de las grandes empresas, o bien porque hay problemas de suministro, porque se reestructuran y hay cientos de despidos o porque deslocalizan una de sus factorías, entre otras razones. La realidad es que, aunque el foco mediático está en las grandes multinacionales, los pequeños y medianos emprendedores luchan por sobrevivir con las pocas herramientas que les proporcionan los distintos países y estas pymes, sólo en España, representan más de la mitad total de empresas.

Los gobiernos nacionales y, a menudo, las organizaciones internacionales como la Unión Europea, desarrollan medidas, principalmente reglamentarias, dirigidas a apoyar la creación y desarrollo de nuevos ‘startups’, pero su supervivencia y crecimiento depende de numerosos factores que no siempre pueden ser controlados mediante normas.

Como bien dice la introducción del programa Cosme, las pymes son "la columna vertebral de la economía de la UE, pues aportan el 85% de todos los nuevos puestos de trabajo". Este programa va destinado a apoyar las pymes y su acceso a la financiación, así como el acceso al mercado único europeo, ser más competitivos y, muy importante, la investigación, la difusión de prácticas correctas y el desarrollo de proyectos educativos que fomenten el emprendimiento.

Naciones Unidas ha introducido también el emprendimiento entre sus objetivos de sostenibilidad. El objetivo 8 de ‘Trabajo decente y crecimiento económico’ ha desarrollado una línea de trabajo orientada a "proteger empleos y apoyar a pequeñas y medianas empresas, y a los trabajadores del sector informal, mediante programas de respuesta y recuperación económicas".

En España se establece el Marco Estratégico en política de pyme 2030 como un mecanismo de apoyo a las pymes que identifica el marco político en el que deben actuar las Administraciones. Dicho marco está compuesto por un conjunto de recomendaciones organizadas en siete áreas de actuación o también llamados ejes estratégicos y el primero de todos ellos es el emprendimiento. Este eje estratégico se verá sobre todo reforzado por los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea que en su componente 13 apoya el "impulso a la pyme".

Sobre el trasfondo de este Marco Estratégico, con el impulso de la Unión Europea, y focalizando en nuestra Comunidad Autónoma, Aragón desarrolló en el año 2020 la iniciativa +Cerca en plena pandemia de la covid-19, con el propósito de desarrollar una actividad formadora y de asesoramiento a aquellos futuros emprendedores y personas que han comenzado ya su andadura en la creación de una nueva empresa. El Instituto Aragonés de Fomento sigue en dicha actividad de apoyo a través de la Unidad de Emprendimiento.

España contaba el pasado mes de marzo con 2.924.303 pymes, de las que 1.124.765 eran microempresas

Toda esta cantidad de recursos normativos centrados en fomentar el emprendimiento y dar importancia en formar y apoyar a los generadores de ideas nos indica el valor añadido de este tipo de actividad para las economías regionales. Pero las cifras también son muy relevantes.

El Directorio Central de Empresas (Dirce), a fecha de 1 de enero de 2021, confirmaba que España contaba con 3.366.570 empresas, de las que el 55,8%, es decir, 1.879.120, tenían como representante legal a una persona física. Es decir, más de la mitad del tejido empresarial español estaba formado por empresas dirigidas por una sola persona. De este total de empresas dirigidas por una persona física el 36,5 % tenía a una mujer como representante legal. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en 2021, publica que dos de cada tres empleos son generados por pymes, y que solo uno de cada tres lo era por las grandes empresas. Es decir, concluye que las pymes con asalariados son capaces de crear más de la mitad de los empleos.

En Aragón, de las 88.602 empresas que existían a 1 de enero de 2021 el 99.9% eran pymes con y sin asalariados. De este número total de empresas, 46.704 están dirigidas por una persona física y 29.174 son una sociedad limitada, representando un total del 85,63% que son empresas con una o varias personas dirigiéndolas.

En marzo de 2022 se cuenta con la existencia de 2.924.303 pymes de las que 1.124.765 son microempresas, según datos actualizados por la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. Es decir, un millón y pico de hombres y mujeres generan una idea, una visión y consiguen financiación para poner esta idea en marcha e intentar vivir de ella.

Son muchas iniciativas e ideas, entusiasmo y motivación y pocas palabras son necesarias para señalar que se convierten en una parte fundamental del tejido económico de nuestro país y que debe ponerse todo el empeño en ayudar a mantener estas estructuras, su producción y contribución al PIB de España y de Aragón.

Llegados a este punto nos tenemos que preguntar ¿qué es un emprendedor?, ¿tiene características determinadas?, ¿qué habilidades debe demostrar? Hay amplia literatura e investigación en torno a qué es un emprendedor o qué características especiales tiene y hasta la fecha las opiniones son muy variadas, aunque la teoría más completa sea la que une características con habilidades o comportamientos.

Entre 1985 y 1988, Gartner desarrollaba la idea de que los emprendedores eran grupos muy heterogéneos con un número amplio de factores que influían en su capacidad de emprender, por lo que las características personales no podían ser considerados como los únicos aspectos a tener en cuenta.

No obstante, y a pesar de la gran cantidad de investigaciones a este respecto, hay un consenso más o menos generalizado en que el emprendedor es capaz de generar una idea, tener una visión y conseguir los medios materiales, humanos y financieros necesarios para poder poner esa idea en marcha. En efecto, debe tener unas características personales, pero debe comportarse y actuar como "iniciador" e implementador, sobre todo.

El emprendedor, además, debe tener capacidad organizativa, gran iniciativa y capacidad de resolución de problemas. En especial el emprendedor en micro y pequeñas empresas debe tener altos niveles de resiliencia, resistencia a la frustración y un ímpetu y energía capaz de llevarle hacia su objetivo.

Estas características y comportamientos que deben ser capaces de desarrollar son esenciales por las dificultades que se encuentran en las gestiones diarias y el estado de la economía en España y en el mundo.

Desde hace ya numerosos años, las diferentes instituciones internacionales, nacionales y, en el caso de Aragón, autonómicas y locales han ido prestando mayor atención y apoyo a la generación de ideas de negocio. Pero, ¿qué otras entidades tienen un papel fundamental en el desarrollo del emprendedor? Sin duda alguna las entidades educativas, privadas y públicas.

Las universidades y la educación en general tienen un rol importante en la generación de estas iniciativas empresariales y deben ayudar a desarrollar a estos futuros emprendedores. La educación de nuestros jóvenes no puede ir solo orientada a la mayor o menor cantidad de conocimiento, sino que debe ir de la mano del desarrollo de competencias, algunas de las cuales son clave para futuros emprendedores.

McClelland, en 1973, introdujo el concepto de competencia como mecanismo de evaluación del aprendizaje, que hasta entonces había sido ocupado principalmente por la inteligencia lógico-matemática. Focaliza el desarrollo de su teoría en la evaluación del comportamiento de los individuos. Boyatzis definirá las competencias como capacidades o habilidades relacionándolas directamente con el comportamiento.

Las empresas europeas llevan años seleccionando y evaluando a sus empleados sobre la base de unos comportamientos acordados previamente, denominados competencias, que además permiten evaluar el rendimiento del empleado de forma mucho más objetiva.

La gran mayoría de empresas multinacionales, sobre todo de origen anglosajón, llevan décadas realizando procesos de selección y contratando solo empleados que pudiesen manifestar unos comportamientos y habilidades determinadas por la empresa con anterioridad y que servían de canal vertebrador (columna vertebral) de la gestión futura de esos empleados. Esos candidatos son elegidos por su capacidad para demostrar unas competencias y comportamientos que se enseñan y desarrollan en sus etapas educativas.

Muchas de las competencias que se atribuyen a los emprendedores, tales como la iniciativa, la capacidad para resolver problemas, la toma de decisiones, el trabajo bajo presión o por objetivos, son habilidades que también necesita la empresa multinacional porque al final se emprende también en las actividades de gestión de las grandes multinacionales. Si un gestor, directivo o mando intermedio no es capaz de generar ideas para intentar resolver problemas o ser creativo para desarrollar productos no será un buen gestor, directivo o mando.

Es decir, más de un millón de hombres
y mujeres generan una idea y consiguen financiación para ponerla en marcha e intentar vivir de ella

Por ello es esencial que se entienda que deben desarrollarse una serie de habilidades que permitan a los estudiantes desenvolverse en la vida sea creando su propia empresa o sea trabajando por cuenta ajena. Estas habilidades o competencias se desarrollarán, fundamentalmente, en el contexto de la escuela y de la universidad. No olvidemos que el sistema educativo también tiene como objetivo preparar a los alumnos para su futuro profesional, por lo que es en ese momento de su vida cuando hay que apoyar el desarrollo de estas.

El Instituto Aragonés de Fomento, a través de la Unidad de Emprendimiento, es un buen ejemplo de que se ha tomado conciencia de la importancia de crear entornos donde se promuevan ideas y se ayude a aquellos que las quieren desarrollar. Formar es una inversión de futuro que asegura un desarrollo empresarial o profesional.

Si la sociedad es capaz de entender que la educación es la adquisición de un conocimiento a través del desarrollo de una serie de competencias, la educación será un excelente contribuyente del progreso económico de su región. No es aceptable que sigamos pensando que la empresa y la educación no tienen una relación estrecha cuando el fin último de todo estudiante es ser capaz de desenvolverse en la vida y vivir dignamente contribuyendo a la productividad del área geográfica donde vive.

El trabajo de esas competencias, que igualmente sirven para la pequeña que la mediana o gran empresa, deberían aprenderse a lo largo del periodo de la educación del alumno y no únicamente en los primeros años de trabajo en la empresa, delegando en esta la responsabilidad de desarrollar ciertas competencias que se tendrían que haber trabajado durante la educación de nuestros jóvenes.

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