Hoy estrenamos la Navidad más cara de los últimos años con una subida promedio en los alimentos del 15% en Aragón. 

Es cierto que este periodo festivo abre un paréntesis de subidas excepcionales en algunos productos como el marisco, pero la tendencia es que el alto nivel alcanzado por el precio de los alimentos se mantendrá durante bastante tiempo y, además, con fuertes presiones para seguir hacia arriba. Las principales razones que provocaron su intensa subida continúan activas. A causa de la guerra de Ucrania, tanto el mayor coste de los cereales como de los fertilizantes y de los piensos han encarecido el conjunto de la cadena alimentaria. A todo esto hay que añadir el incremento de los costes del transporte, el impacto de las sequías durante el verano y parte del otoño, y el aumento del precio de la electricidad. Es una tormenta perfecta que afecta directamente a la cesta de la compra de los consumidores.

Las cifras macroeconómicas no son hoy en el conjunto del país tan negativas como en septiembre. El Banco de España acaba de apuntar que, finalmente, la economía nacional se salvará de la recesión. No obstante, la microeconomía de muchos hogares es menos optimista. Para las familias con menor renta, que son las que destinan mayor porcentaje de su presupuesto a la alimentación, la enorme subida registrada en la cesta de la compra durante el último año supone un problema de primera magnitud, que se suma al incremento del precio de la luz y de las hipotecas.

Las entidades sociales y los bancos de alimentos confirman a diario el importante aumento de demandantes de ayuda que registran. Esta escalada de precios de la cesta de la compra, que no se espera que remita a corto plazo, obliga al Gobierno y al conjunto de instituciones públicas a continuar y ampliar sus políticas de protección social a los más vulnerables.