Los colegas

Ibai Llanos y Gerard Piqué
Los colegas
@IbaiLlanos

Hay una inocencia en las generaciones que no son nativas digitales que más que candidez, demuestra un pasado donde había cierta confianza a la información cantada.

Probablemente, ese pasado ha generado ahora uno de los mayores problemas para la sostenibilidad de la democracia, que son las noticias falsas, las cuales, me temo, circulan a mayor velocidad entre estas personas. Facebook es un hervidero de desvaríos teñidos de noticia y opiniones ignorantes que se valoran todavía más que la mentira, como si se aplaudiera la chepa más gibosa. Crece bien ahí el orgullo del analfabeto que tuvo posibilidades de ver el sol, que suple ignorancia por agresividad, imán de ‘Me gusta’.

En los nativos digitales, los ‘millennials’ y posteriores, la cosa es más complicada. Son más alérgicos a vivir en un mundo realista y a veces agreste que a los medios de comunicación tradicionales, por mucho que se le quiera dar la vuelta. Eso lo saben las figuras mediáticas, y más si tienen responsabilidad, por eso les gustan más los ‘youtubers’ y los ‘twicheros’ que los periodistas. Igual que la tecnocracia tiene ideología, las preguntas tienen intención; y hacer preguntas no siempre es entrevistar. Y los más honrosos ejemplos están en el fútbol, donde Piqué supo bien que lo mejor es que las ‘entrevistas’ te las haga un amigo y llamarlas así, ‘entrevistas’. Es ese hartazgo de lo tradicional que pasa por la modernez de evitar el mal trago, y que se amplifica a la manera de estar en los medios: a gusto, hay que reír para todo y con todos, descafeinar la palabra amigo, ser amable, encantador, cómplice. Es curioso que al periodismo se le critique el amiguismo (a veces con razón), mientras los formatos que aspiran a sustituirlo parecen más una boda que un interrogatorio. Da por pensar que quizá la gente no quiera saber sino sentir; descansar de la vida en un ambiente sosegado; una portada como una clase de yoga; estar en familia. Una deriva tan imparable (Dios nos libre de la censura) como ‘streamers’ (o políticos) se abran una cuenta. Queda la única salida de ser críticos, razonables, algo malhumorados, nada demagogos o sesgados, pero con ideología. El tiempo, emitido en ‘streaming’, espero que nos dé la razón y en ese camino remendemos la casa, la ajena pero también la propia, por el bien de todos.

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