Por
  • Vicente Pinilla *

Una vida universitaria intensa

Ricardo Robledo, Luis Germán, Eloy Fernández Clemente, Vicente Pinilla, Francisco Comín, Domingo Gallego y Alfonso Sánchez, en la Facultad de Economía.
Ricardo Robledo, Luis Germán, Eloy Fernández Clemente, Vicente Pinilla, Francisco Comín, Domingo Gallego y Alfonso Sánchez, en la Facultad de Economía.
Guillermo Mestre

Cada mañana me siento a trabajar en la misma mesa en la que Eloy lo hizo durante muchísimos años. Sus estanterías están llenas de mis libros, porque él se preocupó de que tras su jubilación los suyos nutrieran los anaqueles de las bibliotecas públicas. Estar en su despacho es la más pequeña de las herencias que he recibido de él. La mayor, no solo para mí sino para otros muchos historiadores económicos, fue la confianza que depositó en nosotros desde el principio y su apoyo.

Llegó a la historia económica casi accidentalmente, ya que un historiador como él no tuvo hueco al final de la dictadura en la Facultad de Filosofía y Letras. Sin embargo, con pasión y convicción apostó por el desarrollo e impulso de la historia económica en la Facultad de Economía y Empresa, de la que llegó a ser decano. Leyó, estudió, y se comprometió con una materia que amó profundamente. Frecuentó los congresos mundiales de la disciplina a los que iba y donde se codeaba con sus colegas de otros países. Aragón fue su pasión, como siempre recordaba Labordeta, en quien este pensaba cuando escribió su mítica canción Aragón. Por ello, no es de extrañar que al estudio de la economía aragonesa en el pasado dedicara gran parte de su trabajo de investigación.

Su enorme inquietud y su curiosidad le llevó a emprender un proyecto ambicioso de análisis comparativo de la economía y sociedad de las dictaduras europeas en el periodo de entreguerras. Viajó a Grecia, Turquía, Italia, Portugal o Estados Unidos para desarrollar este trabajo que se sustanció en varios libros sobre Grecia o Portugal y numerosos artículos. En un viaje de vuelta, aterrizó en el Aragón de la dictadura de Primo de Rivera con sus monumentales tres volúmenes de Gente de orden. Portugal fue otra pasión suya, sin duda influida por la cercanía de este país a Galicia, donde había nacido su querida Marisa, compañera de tantos años. Viajó mucho a Lisboa, trabajó allí y era muy conocido por nuestros colegas portugueses que lo estimaban y valoraban.

Pero su principal legado es el apoyo incondicional que nos brindó a tantas personas. Creyó en muchos de nosotros cuando estábamos empezando y por eso para algunos como Alfonso Herranz, Javier Silvestre, catedráticos de historia económica en Barcelona y Zaragoza, o yo mismo, era como un segundo padre, al que queríamos como se quiere a este. Lo mismo podríamos decir de Luis Germán, con él casi desde el principio en la Facultad, o Domingo Gallego y los demás compañeros.

Eloy fue muchas cosas. Periodista, escritor, comprometido aragonesista de izquierdas o líder de grandes iniciativas como Andalán o la Gran Enciclopedia Aragonesa, pero dedicó gran parte de su vida a la Universidad y la investigación y sus compañeros lo recordaremos siempre con gran cariño.

                         * Catedrático de Historia Económica en la Universidad de Zaragoza

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