Nuestro Eloy

Eloy Fernández Clemente, rodeado de sus amigos Luis Alegre, José Luis Melero y Antón Castro, el pasado martes,13 de diciembre, día de su cumpleaños
Eloy Fernández Clemente, rodeado de sus amigos Luis Alegre, José Luis Melero y Antón Castro, el pasado martes,13 de diciembre, día de su cumpleaños
 

Entre los hombres que más y mejor han servido a Aragón en los últimos 50 años Eloy Fernández Clemente brillará siempre de forma natural y personalísima. Ayer murió inesperadamente, casi subrepticiamente. El pasado martes cumplió 80 años y Antón Castro, Luis Alegre y yo fuimos a felicitarlo. Estaba feliz y contento, y se reía con los chistes que Luis le contaba. Le cantamos (Antón se atrevió con ‘Adiós ríos, adiós fontes’, el poema de Rosalía que musicó Amancio Prada), le llevamos regalos y le prometimos que volveríamos pronto. No habrá ocasión. 

Eloy ha sido uno de los personajes decisivos en la cultura del Aragón contemporáneo: por su compromiso público con las causas de la libertad y la democracia, por su defensa del aragonesismo, por su labor como catedrático e intelectual que hizo que estudiara y divulgara tantos y tantos temas variados y sin garliborleos (desde Nipho, Costa o Sánchez Sarto, hasta la historia de la prensa aragonesa o la de Aragón durante la dictadura de Primo de Rivera), y tal vez sobre todo por su tarea como ejemplar dinamizador cultural, lo que le hizo dirigir algunos de los proyectos colectivos más relevantes de esos últimos 50 años: ‘Andalán’, la Gran Enciclopedia Aragonesa o la Biblioteca Aragonesa de Cultura. 

Pero lo que a mí más me importa recordar es que Eloy fue un hombre íntegro, bueno y generoso, uno de mis amigos más queridos, que miró siempre de frente y huyó de estrategias y zalagardas para obtener prebendas o reconocimientos. Un referente moral e intelectual para muchos y un espejo impecable en el que mirarnos.

 

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