Amables gruñones

La tensión política, según 'The Economist', no se percibe en las calles españolas.
La tensión política, según 'The Economist', no se percibe en las calles españolas.
Asier Alcorta

Dice ‘The Economist’, citando un estudio del instituto Elcano, que los españoles tenemos una opinión de nuestro país peor que la que tienen sobre nosotros desde fuera. El decano del liberalismo afirma que nuestro autodiagnóstico es absurdamente triste y que somos demasiado gruñones respecto a la situación política en España. Porque lo que nos está agriando el carácter no son los agobios económicos, bien gordos, ni los problemas sociales, que no faltan, sino precisamente la política. O más bien los políticos. Así, según los datos de la revista británica, la confianza de los españoles en los partidos políticos estaría en un raquítico 8%, mientras que la media en la Unión Europea es del 18%; y entre nosotros solo se fían de los gobiernos un 22%, mientras que en Europa, el 37%. Nótese que tampoco es que por las Europas la estimación por la política esté como para tirar cohetes, pero aquí sería especialmente escasa. Y me temo que no nos faltan razones. ‘The Economist’ enumera unas cuantas, pero también dice -no se me enfaden, por favor, que son los ingleses quienes lo dicen- que Pedro Sánchez ha sabido manejar una compleja situación de minoría parlamentaria con «bastante habilidad». Ahí se lo dejo... Más de acuerdo estoy cuando ‘The Economist’ concluye que en todo caso el clima hostil del ámbito político no se percibe en las calles, donde la vida cotidiana transcurre entre temperaturas cálidas -hasta hace poco- y la amabilidad de las gentes. En vísperas del aniversario de una Constitución que, pese a sus enemigos, sigue vivita y coleando, quizás sea verdad que los españoles, los de a pie, después de todo, no lo estamos haciendo tan mal.

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