Por
  • María Pilar Clau Laborda

No seremos los mismos

No seremos los mismos
No seremos los mismos
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Ha llegado el tiempo de las cenas de Navidad, de encuentros y reencuentros con amigos.

Somos seres humanos y las relaciones son nuestro cimiento nutren nuestra humanidad, nos vivifican, nos sostienen. Cualquier ocasión es buena para propiciar una cita.

Desde 2018 no he asistido a ninguna cena de amigos. Si acaso, a alguna espontánea y poco concurrida, como la semana pasada al salir del teatro. El accidente primero y la pandemia a continuación modificaron mis costumbres y mis días y, claro, me transformaron a mí. Puesto que los sufrí, que no sea en vano, que la vida me compense con una lección que me mueva a progresar, a mejorar.

Las personas nos percibimos unas a otras como las mismas siempre; sin embargo, nuestra identidad no es estática: somos fruto de una ósmosis constante entre identidad y experiencias, entre lo consustancial y lo diverso. Toda forma de comunicación con los demás es más rica, más profunda y más serena si estamos abiertos a aceptar las metamorfosis de los viejos amigos y a mostrar las nuestras. En definitiva, ser sencillos.

Podemos asistir a los encuentros de estos días permaneciendo en la superficie como meros espectadores o llegar como estrellas con afán de que nos admiren (en ambas posiciones nos exponemos a decepcionarnos y a aburrirnos), y podemos sumergirnos en ellos con naturalidad, en cuerpo y alma, y vivirlos. Exponernos a cometer errores, a contagiarnos de alegrías y sufrimientos ajenos y a compartir los nuestros. Contemplar las almas y no los atuendos, que la vida nos lleve, no los planes, no las expectativas, los prejuicios ni las creencias. Que la conversación sea fuente de placer, de afecto y de sabiduría.

Desde 2018… Les confieso que estoy ilusionada con las próximas citas y, a la vez, como he perdido la práctica de salir, pienso que será más cómodo, más fácil, quedarme en casa. He decidido recuperar una costumbre que tenía: si se me presentan dos opciones, me inclino por la difícil. En lo difícil está lo bueno. El reto ayuda a prosperar: si no seremos los mismos, que seamos mejores.

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