Identificar problemas

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Identificar problemas
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Comenzó Sergio del Molino en 2016 compartiendo un nuevo término ‘La España vacía, viaje por un país que nunca fue’. 

En él hace referencia a aquellos núcleos de población que se encuentran alejados de las grandes urbes y que cuentan con densidades de población muy bajas. Provincias como Teruel, Guadalajara, Soria, Cuenca o Extremadura. Combina la biografía, la historia y los sentimientos para retratar la cara más dura de la despoblación. Su autor recurre al pasado histórico de España para hacer ver al lector las razones del éxodo rural y el desprecio que, durante muchas generaciones, la población ha ejercido respecto a lo denominado rural en ámbitos sociales y culturales. Su publicación propició en nuestro país un gran debate que no ha cesado desde entonces. En cualquier caso, nunca ha pretendido proponer soluciones, pese a que su obra se haya interpretado a menudo en clave política. Él siempre señala que lo que hace es compartir miradas e identificar problemas que a veces no son percibidos como tales. La literatura ha sido capaz de posicionar en el debate público la despoblación, abandonando el contenido folclórico o nostálgico, a posicionarse como tema político. Ahora le sigue el cine, pues el campo y lo rural se han convertido en uno de los temas favoritos del cine español reciente. Normalmente se ha abordado desde lo íntimo, desde el entendimiento de su despoblación, desde su reivindicación y mostrando las contradicciones de quienes se quedan allí. ‘Alcarràs’ sería el ejemplo perfecto de esta tendencia. Recientemente se ha estrenado ‘As bestas’, que reflexiona sobre la despoblación, el odio al diferente, los prejuicios pero también sobre cómo hombres y mujeres reaccionan ante la violencia. Para ellos, el dinero de una empresa de molinos de viento es su escapatoria. Da igual que sea poco, para ellos es suficiente. De nuevo las ecológicas como centro del conflicto. Si en ‘Alcarràs’ eran los paneles solares los que desataban la bomba nuclear en la familia Solé, aquí es la energía eólica la que desata el infierno en un pequeño pueblo.

La literatura ha sido capaz de posicionar en el debate público la despoblación,
abandonando el contenido folclórico o nostálgico

Decidir el cierre de una escuela siempre me ha parecido el comienzo de la muerte de un pueblo. Una de las que más me entristeció fue la del Frago, dado que conocía el papel que habían desempeñado los maestros en posibilitar a muchos alumnos del pueblo poder estudiar. Por eso sentí un inmensa alegría cuando leí estas declaraciones del alcalde del Frago, José Ramón Reyes: "En 2017 éramos 27 vecinos y ahora somos 73, hemos logrado reabrir la escuela 32 años después, hemos conseguido que venga gente a vivir, hemos colocado nosotros la fibra óptica y hay gente que teletrabaja". Esta agradable noticia, llena de futuro y de esperanza, iba acompañada de esta otra que me costaba poder entender pues cortaba bruscamente el futuro del pueblo: "Bebemos del Arba de Biel, y el río está seco. Este verano hemos tenido que aplicar restricciones. Y ahora se está priorizando que beban los 8.000 lechones de la granja de un señor, por encima de un pueblo que está resistiendo y quiere salir adelante". Realidad y ficción se dan la mano, una vez más, en este caso y en nuestra comunidad la proliferación de las macrogranjas. Hay un pueblo que ha luchado contra la despoblación, y en este caso la decisión de su vecino, Biel, le condena a morir.

Recordemos que justamente la lucha contra la despoblación no solo está en el debate público sino que se ha convertido en prioritario. Así el presidente Sánchez lo manifestó en su discurso de investidura. En él señalaba la necesidad de recuperar infraestructuras, que en algunos casos, llevaban decenas de años de promesas incumplidas, proteger y cuidar los servicios básicos, y también para la creación de empleo para los jóvenes.

Ahora le sigue el cine,
pues lo rural se han convertido en uno de sus temas favoritos

Fue sin duda un revulsivo para los olvidados de tantas provincias, comarcas y pueblos. En nuestra Comunidad estamos asistiendo desde hace unos años a disputas dialécticas sobre el debate de la despoblación. Pero me preocupa a tenor de las últimas noticias que nuestra apuesta sean las macrogranjas y los parques energéticos. Recordemos que el único diputado de Teruel Existe acabó siendo clave para que la mayoría socialista pudiera formar Gobierno, ante la fragmentación del sistema de partidos. Como los de Teruel, los 73 vecinos del Frago quieren seguir existiendo.

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