Rebaja de penas

Oriol Junqueras o José Antonio Griñán podrían resutar beneficiados con esta reforma
Rebaja de penas
H. A.

Ay!, la política genera a veces muy chuscas paradojas. 

Bueno, no es la política, son los políticos. Ahí tenemos al presidente Sánchez, que llegó a la presidencia con una moción de censura tejida para echar del poder a un partido manchado por la corrupción, pero que ahora ha decidido enmendarse a sí mismo la plana y perdonar a los corruptos. No del todo, pero sí un poco, como si fuera un indulto parcial. ¿En qué quedamos pues, señor Sánchez, estamos muy fuerte contra la corrupción o solo a ratos o solo cuando conviene? Resulta que nos viene a decir que si uno se lleva el dinero de la caja común pero no se lo queda, sino que lo reparte con los amiguetes, o con los clientes políticos, ¡o lo invierte en la preparación y ejecución de un golpe de Estado!, entonces, ¡vaya, que tampoco es tan grave! Y a esos les podemos rebajar las penas. Si se modifica como quiere el Gobierno el delito de malversación, se pueden beneficiar un buen puñado de condenados por corrupción; quién sabe, tal vez hasta alguno de la Gürtel. Pero los primeros, claro, quienes usaron dinero público para conspirar contra la Constitución. Y de paso. José Antonio Griñán, compañero de Sánchez. De las dos modificaciones que se han propuesto en el Código Penal y que están causando justificado escándalo, la más grave es, por supuesto, la desaparición del delito de sedición, que desdibuja la naturaleza y la gravedad de las fechorías cometidas en 2017 por los dirigentes separatistas en Cataluña. Pero la rebaja de penas para la malversación, resulta casi más vergonzosa, más cutre. Porque revela a las claras el grado de miseria política que el presidente está dispuesto a tragar para seguir siendo presidente.

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