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    ¿De quién es Zaragoza?

    Javier Lambán saluda a Jorge Azcón, este jueves, en las Cortes.
    ¿De quién es Zaragoza?
    José Miguel Marco

    La pregunta sobre a quién pertenece políticamente la ciudad de Zaragoza ha quedado intencionadamente abierta por Javier Lambán. 

    El tradicional reparto de papeles se ha quebrado y la batalla por Zaragoza puede darse por inaugurada. Las políticas municipales, las que establecían el diseño y el modelo de ciudad, parece que han dejado de estar en exclusiva en manos del Consistorio para toparse con un nuevo actor: el Gobierno de Aragón. Se mantiene la independencia municipal, pero entra en juego la influencia autonómica ejercida desde el Pignatelli con marchamo de rédito electoral.

    El último debate del estado de la Comunidad de la legislatura ha sido también el primero de la campaña electoral. La contienda política, recuperada sobre la clave del bipartidismo, ha quedado centrada en la ciudad de Zaragoza. El presidente Lambán se encargó de dejarlo claro en la primera jornada del debate al asegurar que no pensaba desentenderse del desarrollo de la capital, señalando que tenía la intención de ejercer su influencia sobre la ciudad. Su batería de proyectos para Zaragoza, que van desde la construcción de pisos de alquiler para jóvenes hasta la reforma del hospital Royo Villanova, entra en conflicto con el diseño del popular Jorge Azcón por la ausencia de una mínima coordinación entre las dos administraciones. La colisión anticipa una contienda que pretende desgastar al alcalde donde se siente más fuerte.

    No existía duda alguna de que la batalla política por Zaragoza terminaría librándose, pero lo que el debate del estado de la Comunidad ha dejado al descubierto es que el presidente Javier Lambán no quiere esperar para influir en el devenir de la ciudad

    La comparecencia de Lambán tradujo una estrategia pensada para oscurecer al jefe de filas de los populares. Sin posibilidad de réplica en la tribuna de oradores por carecer de la condición de diputado regional, Azcón siguió y respondió al debate como alcalde (advirtió a los periodistas que ese sería el sentido de sus declaraciones) observando a Lambán instalarse en su nuevo papel como un presidente expansivo dispuesto a interferir también en los habituales límites de la política municipal. Mientras Azcón se debate entre su continuidad como cabeza de cartel del PP al Ayuntamiento o su paso a la candidatura de ese partido al Gobierno de Aragón, Lambán ha aprovechado las dudas del líder popular para desplegarse en un territorio que también considera propio. En el debate habló de la recuperación del espíritu de la Expo de Juan Alberto Belloch, de la necesidad de potenciar a Zaragoza dentro de ese nuevo futuro que protagonizarán las grandes metrópolis y hasta se atrevió con una definición de nuevo cuño con la que debería reconocerse a la capital del Ebro: ciudad del talento.

    Aunque la secuencia política ofrece la coincidencia (tal vez no tan caprichosa) de que tras este primer embate parlamentario se celebre el próximo martes el debate del estado de la ciudad de Zaragoza, donde seguro que Azcón contestará en detalle a Lambán, lo ocurrido en las Cortes desveló con fuerza el que será el argumentario de la campaña electoral del PSOE. Sin demasiadas dudas sobre la importancia de Zaragoza, como tampoco de que el principal reto del PSOE, al igual que el de la candidata municipal, Lola Ranera, pasa por construir una alternativa sólida a Azcón, Lambán ha dejado claro que la mejor forma de ganar las elecciones, además de tocar los impuestos, pasa por actuar directa y personalmente en la capital. A tenor de lo escuchado, no hay duda alguna de que el presidente intervendrá, aunque donde no se moverá será en la resolución de conflictos como el del bus urbano, una huelga que sabe que desgasta al alcalde.

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