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Cartas al director de HERALDO: La ubicación del ‘pipicán’ en la plaza de Los Sitios

La zona de esparcimiento canino de la plaza de Los Sitios.
La zona de esparcimiento canino de la plaza de Los Sitios.
H. A.

La ubicación del ‘pipicán’ en la plaza de Los Sitios

Esta carta va dirigida al Ayuntamiento de Zaragoza para manifestar que no tengo nada en contra de los perros y veo que está bien que tengan sus propios espacios de esparcimiento y ejercicio. 

Pero el lugar donde ha instalado el Ayuntamiento el ‘pipicán’ en la plaza de los Sitios no es, ni mucho menos, el ideal. Ya que se ha situado junto a un área de juegos infantil y un área de gimnasia para personas mayores. Abuelos, niños y padres que ahora tiene que aguantar los efluvios y deyecciones perrunas, especialmente molestas y acuciantes cuando aprieta el calor. El paisaje es desolador: El césped, antes verde, ha desaparecido en esa área (bastante extensa), siendo sustituido por una capa de tierra y barro. Creando una imagen algo dejada de la plaza. Para más inri, se ha instalado una pantalla de separación muy colorista y rodeada de barrotes entre la zona de juegos y el ‘pipicán’ que quita la visión de la plaza y el aire fresco que antes teníamos y que ha convertido este espacio, antes agradable, en algo más parecido al patio de recreo de una prisión. Me imagino que la elección de colocación del meadero perruno ha sido detenidamente estudiada par el Ayuntamiento, sus técnicos, arquitectos, paisajistas, y alguien ha pensado que las meadas de los perritos, caquitas no (que está prohibido y hay que recogerlas), están mejor ubicadas junto a los niños y los abuelos. No, por supuesto, junto a la terraza del nuevo quiosco de diseño, tipo rascacielos, que acaba de abrir sus puertas en la plaza. No sea que los olores y la visión vaya a incomodar a los clientes mientras disfrutan de sus consumiciones. Lo peor de todo no es olor o lo feo que nos pueda parecer el lugar, lo peor es la sensación que tengo de la falta de absoluta sensibilidad del Ayuntamiento de Zaragoza hacia los niños y las personas mayores, anteponiendo otros valores.

María Peña Sancho. ZARAGOZA

Navarra, Aragón y Ramón y Cajal

Leo con indignación en el ‘Diario de Navarra’ un artículo titulado ‘El desconocido Nobel navarro de 170 años’, donde se dice que "el Gobierno de Navarra ha declarado 2022 como Año Significativo para promover la figura de Santiago Ramón y Cajal". ¡Y tan desconocido!, porque Ramón y Cajal era aragonés. Nació en Petilla de Aragón, un enclave navarro en la provincia de Zaragoza, de padres aragoneses. Localidad que abandonó a los dos años porque su padre, médico rural, fue destinado a lo largo de su vida a diversas localidades del Alto Aragón hasta recalar en Zaragoza. Una persona con un mínimo conocimiento de la figura de Santiago Ramón y Cajal deduciría inmediatamente, a través de su vida, obra y, sobre todo, sus escritos, que jamás se sintió navarro, sino aragonés, porque lo era. La circunstancia administrativa de nacer en aquel enclave no le convierte en navarro; y siempre se sintió aragonés. En una escena de la magnífica serie de televisión de 1982 dedicada a nuestro ilustre paisano, interpretada por Adolfo Marsillach y Verónica Forqué, el protagonista, para aludir a la tenacidad de nuestra tierra, decía: "Donde estén los aragoneses, que se quiten los alemanes". Esta mentira está más difundida de lo que se cree. Hace unos años, en un suplemento de un periódico nacional dedicado a españoles ilustres, una catedrática lo calificaba como navarro. Escribí una carta de protesta. Por si no teníamos bastante con la indecencia de los nacionalistas catalanes de rebautizar la Corona de Aragón como ‘confederación catalano-aragonesa’, ahora nuestros vecinos navarros también nos quieren tocar la moral. Espero que el Gobierno de Aragón se decida de una vez a crear el Museo Ramón y Cajal en Zaragoza, donde el sabio aragonés cursó de Medicina, aparte de otros muchos proyectos. Por ejemplo, denominar el aeropuerto de Zaragoza como ‘Santiago Ramón y Cajal’. En la región vecina ya está empezando a tomar cuerpo la descabellada idea de rebautizar el aeropuerto de Pamplona con el nombre del insigne aragonés. El Gobierno navarro juega fuerte, ante la pasividad del nuestro.

Francisco Javier Motis Dolader. ZARAGOZA

Sin septiembres

Hay una canción de Sabina que pregunta: «¿Quién me ha robado el mes de abril?». Así nos sentimos muchos, nos lo han quitado junto a las navidades y los septiembres. Con veranos que no terminan nunca, hundidos en mares tórridos que no cesan ni de noche, llevándose las segundas oportunidades evaporadas en forma de templados septiembres. No entiendo a los jóvenes que parecen haber perdido la rebeldía, acomodados incluso antes de salir al mundo, ya se comportan como adultos borreguiles, obedeciendo a quienes intentan arrebatarles lo que les pertenece por derecho propio: equivocarse y empezar de nuevo, tener otra oportunidad en otro septiembre. Añoro los años ochenteros que respiraban una libertad nueva, ganada a pulso por otros, que defendíamos entre todos como mosqueteros de antaño. Segundas oportunidades, tan buenas como las primeras para perseverar (ahora lo llaman resiliencia), saber que insistir tiene frutos dulces porque maduran, para entender que no siempre gana el mejor y que la medalla por participar está hueca, para saber que la película acaba cuando pone ‘fin’, el resto son giros de guion. Todo esto, sin gurús ni cursillos ‘on line’ de autoayuda, se aprendía por el camino, siendo rebeldes sin causa, o con ella, como única arma defensiva ante el redil. Siento nostalgia. Espero que alguien siga luchando por sus abriles y por mis septiembres.

Tíscar Valero Martínez. ZARAGOZA

Ayuda y banalidad

O estamos perdiendo valores o no puedo creer lo que veo en redes sociales, revistas y periódicos. Múltiples reportajes y fotos de una persona famosa que «por motivos religiosos ha peregrinado a Lourdes y a cuya hospitalidad agradece públicamente esa experiencia». No es indiferencia sino directamente enojo lo que me invade. La primera regla del voluntariado es el anonimato. L. fue a Lourdes como enfermera hace ya unos años y no se hizo ninguna foto. I. fue con jóvenes y religiosos a trabajar con niños de un barrio de Bilbao y tampoco lo publicó. A. va todas las semanas a acompañar a los mayores de una residencia y no alardea nunca de ello. C. es responsable de una tienda de comercio justo y simplemente ayuda en lo que puede. Otros muchos colaboran en casas cuna, comedores sociales, acompañamiento en hospitales, aulas de refuerzo para niños sin recursos y otras tantas actividades que podrían llenar una página completa de su periódico. Y no lo publican en redes ni en prensa, no hay titulares ni letra pequeña porque no es necesario, lo hacen sin esperar reconocimiento público. Porque hay muchos como ellos, creo que esta sociedad no ha perdido sus valores. Aunque si damos eco a estas banalidades, se empiezan a tambalear.

Pilar Visús Apellániz. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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