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En la sala de espera

El cartel que prohíbe quejarse a las puertas del despacho papal.
El cartel que prohíbe quejarse a las puertas del despacho papal.
La Stampa

Quien espera desespera. Y por eso supone para él un motivo de distracción el poema que, bajo el título de ‘Vida sana’, luce colgado en la puerta del médico que lo va a atender.

"Vida honesta y ordenada, / usar de pocos remedios / y poner todos los medios / de no apurarse por nada. / La comida, moderada, ejercicio y diversión, / no tener nunca aprensión, / salir al campo algún rato; / poco encierro, mucho trato y continua ocupación". Firmado: José de Letamendi.

Hurga en su memoria lo aprendido siendo un bachiller y recuerda que se trata de una décima: efectivamente, es una estrofa de diez versos octosílabos de rima consonante. El primer verso rima con el cuarto y con el quinto, el segundo lo hace con el tercero, el sexto, con el séptimo y el décimo, y el octavo rima con el noveno.

El nombre de José de Letamendi no le dice nada. Bucea con el teléfono móvil en Google y encuentra que fue un doctor, catedrático de anatomía en Barcelona y de patología general en Madrid, que vivió en el siglo XIX y fue considerado un genio por la amplia actividad humanística que desarrolló. "Qué raro que, siendo un genio, no me haya topado nunca con él… que yo recuerde", medita. El paciente sigue leyendo y descubre que tuvo un alumno insigne, Pío Baroja, quien no describe a su maestro precisamente como un relumbrón...

Sigue ensimismado en sus reflexiones hasta que por fin escucha su nombre. Después de esperar esta cita desde hace un par de semanas, menos mal que su doctor ha elegido ese cartel y no el que reza en la puerta del papa Francisco en su residencia vaticana de Santa Marta: "Prohibido quejarse".

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