Los déficits de Teruel
Desde Aragón hay que exigir al Gobierno central un mayor compromiso con las políticas de reequilibrio territorial, que deberían impulsar el desarrollo de la provincia de Teruel y de buena parte de la superficie de las de Huesca y Zaragoza.
El caso de Teruel muestra que no se está haciendo el esfuerzo suficiente y que el Ejecutivo está lejos de cumplir las expectativas que sus propios anuncios han ido despertando. La lucha contra la despoblación y en favor de las zonas deprimidas requiere acciones sólidas y no solo promesas.
La decepción provocada en torno a la sede de la Agencia Espacial ha sido algo más que un toque de atención. Indica que una política, la de la descentralización de organismos, presentada por el Gobierno central como un instrumento de reequilibrio territorial va a dejar fuera, en realidad, a las zonas que, como Teruel, más necesitan ese impulso. Y muestra de qué modo las carencias en las comunicaciones de la provincia -ferrocarril, autovías, conexiones con Madrid- se convierten en un lastre. Pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez también tiene pendiente, desde hace más de dos años, el cumplimiento de su promesa de un convenio para la transición justa en la comarca de Andorra, compromiso ligado al cierre de la térmica para el que sigue sin haber una fecha. Y las reducciones en las cuotas de la Seguridad Social para las empresas que se instalen u operen en Teruel y otras provincias despobladas también se han retrasado, y su primera definición no resultaba además satisfactoria para las organizaciones empresariales y de autónomos. Si el Gobierno es serio en sus planteamientos sobre el reto demográfico, tiene que empezar a demostrarlo. Y el mejor comienzo sería una política de inversiones en los Presupuestos que estuviera enfocada a subsanar con rapidez el crónico déficit de infraestructuras que padecen territorios como Teruel. Desde Aragón, hay que reclamar que se trabaje en esa dirección.
