Cartas al director de HERALDO: Teruel y la pescadilla que se muerde la cola
Teruel y la pescadilla que se muerde la cola
Habrán oído expresiones como ‘la pescadilla que se muerde la cola’, ‘el cuento de nunca acabar’, ‘el círculo vicioso’, etc.
En Teruel las utilizamos mucho para referirnos al ninguneo al que nos someten las administraciones, tanto estatales como autonómicas. No tenemos hospitales ni trenes ni carreteras ni facultades universitarias ni empresas porque somos pocos y no es rentable. Y como somos cuatro gatos, tampoco influimos mucho en los resultados electorales. Si hubiera más gente en Teruel, tendríamos empresas, carreteras, trenes, aeropuertos internacionales, buenos hospitales, una universidad con muchas ofertas formativas. Y también dos huevos duros, que dirían Marx, Groucho, y González, Felipe. No hay trenes porque no hay gente y no hay gente porque no hay trenes. De vez en cuando aparece por la provincia un político, llámese Álvarez Cascos o Zapatero y nos prometen museos, carreteras, trenes y cien cosas más. Y colocan la primera piedra. Seguramente para decirnos que una piedra en el camino nos enseñe que nuestro destino es rodar, rodar y rodar, sin llegar a ninguna parte. O para colocar la piedra y esconder la mano. O para hacernos pasar por la piedra. Últimamente parecía que el círculo vicioso se iba a romper: si se instala en Teruel la Agencia Espacial Española, vendrá gente de otras partes, habrá empresas, habrá más demanda de estudios universitarios, más hospitales, mejores carreteras y trenes más rápidos. Pero los políticos han decidido que Teruel no es el lugar adecuado para la Agencia Espacial. Porque no tenemos buenos trenes, carreteras, hospitales, aeropuertos internacionales y ofertas universitarias. Y voy a terminar porque estoy entrando en un bucle, o dando vueltas en la rueda como un hámster. O como una pescadilla que se muerde la cola; como el cuento de nunca acabar.
Evaristo Torres Olivas. VILLARQUEMADO (TERUEL)
Promesas incumplidas
Es una pena que el alcalde de Zaragoza solo se acuerde de los que le pagamos el sueldo cuando hay fiestas o se acercan las elecciones. Hace cuatro años prometió mucho pero realmente no ha hecho nada para el bienestar de los zaragozanos. Inseguridad, suciedad, incumpliendo las normas municipales, sin orden ni concierto. No puede pedirnos los votos sin haber cumplido sus promesas.
Roberto Lagunas Pisón. ZARAGOZA
Placas solares en segundas residencias
Muchas familias disponen de más de una vivienda, la habitual, en poblaciones importantes, y otra u otras en los pueblos, que apenas se disfrutan un par de meses al año, y que tienen tejados y terrenos aledaños idóneos para la instalación de placas solares conectadas a la red nacional. La cuestión es que el consumo de la energía solar que pudiera producir una instalación de placas en los pueblos no podría compensarse íntegramente con el propio de la casa en la que se instalasen, y el excedente la compañía suministradora, en el caso de que lo abonase, sería muy por debajo del valor de mercado. Ese excedente debería compensarse con el consumo en otras viviendas del mismo propietario cuyo suministro estuviera contratado con la misma compañía, abonando el peaje por la utilización de la red; y si me apuran, incluso con el consumo en viviendas propiedad de hijos, consorte o descendientes del titular de la instalación. Estas medidas sí que animarían a la instalación de placas, y ello redundaría en beneficio de los pueblos. Por otra parte, no haría falta ocupar tantas tierras agrícolas que ahora desaparecen con los megaparques fotovoltaicos. Habrá detractores, alegando que podría existir una superproducción, y, como inexplicablemente ya ocurre ahora, daría lugar al paro de las instalaciones eólicas y solares, cuando debería producir el paro de las centrales hidráulicas y de cogeneración de gas, con el consiguiente ahorro de agua y gas. También se hablaría del IVA que se perdería, aunque seguro que se llegaría a aplicar, en mayor o menor medida, por el autoconsumo como se aplica en otros casos; aunque ese IVA se generaría en otras actividades impulsadas por el mayor consumo de todos los beneficiados. Ahí lo dejo, a ver quién coge el toro por los cuernos. Estamos en tiempos difíciles, no desaprovechemos el potencial energético que nos da nuestra situación geográfica.
Rafael Herrero Gómez. ZARAGOZA
Impulso creativo para la ‘España vacía’
Los mayores nacidos en pequeños pueblos de la actualmente llamada ‘España vacía’ creo que pueden aportar ejemplares experiencias de su esfuerzo y sacrificio para lograr salir de la penosa situación vivida en su juventud. Su primera niñez y juventud les enriqueció humanamente con un disfrute integral de la naturaleza, una vida austera y por tanto libre y pacífica, aunque carente de todo aquello que ahora consideramos indispensable y cuya busca originó en los años 50 y 60 el éxodo rural a las ciudades, lo que supuso para ellos la penosa soledad que conlleva irse adaptando a la disciplina laboral, al trabajo en equipo, a las horas extraordinaria… Aunque también les trajo el descubrir con alegría el trabajo especializado, mejor remunerado, y el posible paso a la los estudios matriculados, ambas cosas facilitadas por su sencillez aldeana, que no tuvo inconveniente en comenzar desde puestos ínfimos: como de botones en un banco, de repartidor con una bicicleta, de chico de recados en un gran almacén, o de comenzar estudios a los veintitantos años, compartiendo aula con niños de diez. En cada una de estas circunstancias es fácil imaginar los sucesivos episodios de soledad sufridos al ir superando a destiempo, en los distintos campos, los escalones necesarios hasta conseguir una ansiada estabilidad económica, social y cultural. La ‘España vacía’, resultante de aquel éxodo, necesita ahora para su repoblación, además de lo que justamente se está reclamado en los pueblos a la Administración, en servicios, comunicaciones, carreteras, etcétera, en una palabra, la infraestructura crítica de la que depende nuestra calidad de vida ya sea en pueblo ya sea en ciudad. Además de esto, reclamado con competencia, inteligencia e insistencia, es necesario un nuevo empuje juvenil, otro heroico esfuerzo personal original y creativo que, con sus iniciativas, descubra, desarrolle y nos lleve a todos los que lo deseen a poder disfrutar, en los rurales solares de nuestros ancestros, lo conseguido, unido a lo que ahora nos falta en la vida ciudadana: paz, naturaleza, convivencia reposada liberada de la esclavitud estresante a que conlleva la feroz competencia y las agobiantes prisas propias de las ciudades populosas, para lograr así una vida más humana, más libre, más rica, capaz de recuperar lo que se perdió y unirlo a lo que se logró para así conseguir la deseada y estable repoblación de la ‘España vacía’.
Juan José Osácar Flaquer. ZARAGOZA
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