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Cartas: Una gran economista

La abuela tenía un monedero para cada capítulo de los gastos domésticos.
La abuela tenía un monedero para cada capítulo de los gastos domésticos.
Oliver Duch

A mi abuela la carrera de economista no le hacía falta. Con leer y hacer cuentas se las sabía todas. Mi abuelo le llevaba el sueldo todas las semanas en un sobre. Ese dinero, escaso, lo administraba ella para sacar adelante la casa y cuatro hijos. Con el sobre iba a la cocina para que nadie la viera y lo distribuía en pequeños monederos: compra de leña, luz, limpieza, comidas, propinas a los nietos, ropa, peluquería y señora de la limpieza. Los monederos los escondía en distintos rincones de su dormitorio. Su salud era precaria y cuando se metía en la cama su única preocupación era confiar en alguien que hiciera los pagos que ella, al estar enferma, no podía hacer. Como nieta, yo iba a ayudar a hacer la compra. Desde la cama me indicaba en dónde estaba el dinero preparado para la compra diaria de comida. En un lateral del armario, entre sábanas, metiendo la mano profundamente, hallaba uno de los monederos. Ella abría el monedero y me daba lo que creía que me costaría la comida que me encargaba. La lista solía ser de patatas, pescado, carne, tomates, manzanas, todo a un reducido precio. Ya la conocían en los puestos del mercado. Le hacía la compra y le devolvía el sobrante. Así se ponía contenta, a pesar de estar enferma en el lecho. Me hacía buscar otro monedero entre los dos colchones de lana para darme una propina. El abuelo le pedía algo para tomarse un vino en el bar, sacaba otro monedero debajo de la almohada y le daba lo justo para un vaso. El abuelo, regañando, se iba al bar. Aún le sobraba algo de dinero y me traía medio pepinillo envuelto en una servilleta de papel. De monedero en monedero llegaban a fin de mes y les llegaba para otras cosas. Era una gran economista.

Pilar Valero Capilla

ZARAGOZA

Malas indicaciones en la carretera

Estoy encantado de tener en la Comunidad un evento como el Gran Premio de Aragón de Motociclismo. Dicho esto, no alcanzo a comprender cómo se puede cortar una nacional, la N-232, en medio de la competición. Lo entendería antes y después, pero a la 1, cuando faltan dos horas para terminar, no lo comprendo. No obstante, no es lo peor, porque seguro que tiene que haber un motivo. Lo peor es que, camino de Zaragoza, nos aconsejaron una ruta alternativa, con señales anaranjadas que marcaban por Alcorisa. Por eso desechamos la 1a opción de un desvío a la derecha por una mala carretera hacia Híjar, 32 km. Si nos informaban por Alcorisa, entendemos que hay que llegar allí, incluso pasar por esa población; antes habíamos dejado Andorra a la derecha, que esa sí que era la dirección correcto, pero no estaba señalizada. Cuando dimos la vuelta, al cruzar Alcorisa y ver Montalbán 41 km, mira por dónde que en esa dirección sí que estaba señalizado Zaragoza por Andorra, cuando debería haberse realizado en el cruce. Por eso, suspenso para la organización o para el responsable de seguridad vial. Hicimos 75 kilómetros de más y una hora, lo que nos impidió, por ejemplo, ver el Gran Premio por televisión.

Miguel Ángel González Rodríguez

Zaragoza

Firmas por el indulto

Cuatro mil firmas de gente guapa a favor del indulto de Griñán. Estupendo, un montón de horas perdidas por los jueces para nada, lo podían haber indultado antes de empezar y eso que nos hubiéramos ahorrado. ¿Y por qué no jornada de puertas abiertas en las cárceles? Porque seguro que habrá muchos griñanes encerrados y seguro que con menos montante económico. No me extraña que no se acabe la corrupción: total, si te pillan, con cuatro días en la cárcel o un indulto, a la calle, ¿dónde vas a sacar mejor jornal? También se me ha ocurrido que al lado de las firmas se podría poner un número de cuenta y hacer un ingreso para devolver lo que ha desaparecido. A pocos más que firmen, recuperamos lo que ha desaparecido. ¡Calla, no, que aquí no devuelven ni empachados de langostinos! No me extraña que ahora los críos, en vez de nacer con un pan debajo del brazo como decían antes, nazcan con una deuda para pagar.

Mariano Martínez Beltrán

GALLUR (ZARAGOZA)

Desvelos y sinsabores

Quiero expresar mi más sincera y calurosa gratitud, supongo que compartida por un gran número de españoles, al buen hacer y la profesionalidad de los médicos que hacen posible que nuestros dirigentes políticos superen las ingratitudes, los insultos, las incomprensiones, los desprecios, la falta de empatía, los frecuentes viajes –en muchas ocasiones, aéreos, lo que aumenta el riesgo–, la ausencia de vida familiar, las vacaciones interrumpidas o recortadas y, lo que es peor, la falta de reconocimiento a tantos desvelos. Estas cuatro letras mías intentan ir en la dirección de reconocer y agradecer sus esfuerzos y tratar de mitigar el olvido en que caemos muchos españoles.

José Luis García Pardo

ZARAGOZA

Adiós al Puente de Tres Ojos de Used

Mateo Soler, alcalde de Atea en 1878, invitado por el Ayuntamiento de Teruel, comenzaba con sorna su exposición para reclamar el ferrocarril Teruel-Calatayud: «A esta misión sirvo muy gustoso como hijo que soy de un pueblo que, convencido de que sin vías de fácil acceso de comunicación no es posible el fomento de la riqueza pública, se ha abierto, solo y de su cuenta, cómodas carreteras por vertientes escarpadas, y ha dado acceso a vehículos de gran transporte por una cordillera que vive en comunicación frecuente con las nubes» (El Turolense, 1878). Por fin ha llegado una de esas cómodas carreteras entre Atea y Used, pero a un precio desorbitado en arranque de árboles y demolición de un puente de piedra catalogado como patrimonio arquitectónico, y todo ello ha costado demasiado dinero. De tres proyectos básicos, se eligió uno que modificaba el trayecto y mantenía la velocidad a 90 km/h. El incremento de velocidad en una tercera parte del tramo Used-Calatayud por Atea no va a fijar población, y la seguridad se podía haber mejorado actuando sobre el trayecto actual. Ahora, podrán pasar esos vehículos de gran transporte que relataba Mateo Soler, pero desconozco cuándo pasará el primero. En muchas zonas de España y de Europa se circula por carreteras estrechas cediendo el paso en las pequeñas áreas establecidas y la población se fija allí. Creo que es un macroproyecto entre dos pequeñas poblaciones y que hubiera sido más práctico, para fijar la población, mejorar la viabilidad de todo el trayecto hasta Calatayud. Tampoco comprendo que, habiendo amplio espacio en las proximidades del puente y una presa a escasos metros arriba, el Puente de los Tres Ojos, patrimonio aragonés catalogado, no se haya mantenido.

Ramón Aliaga Pardos GUECHO (VIZCAYA)

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