El presente no es el pasado

En el contexto que estamos viviendo, marcado por el ciclo electoral de los próximos meses, me resultó lúcida e interesante la lectura de una entrevista, publicada en ‘El País’, a Marina Subirats.
Quizá por mis muchos años de enseñar historia y, sobre todo, por el momento histórico que estamos viviendo en nuestro país, creo que es fundamental conocer el pasado. Y añado, analizar lo que hicimos, junto con la necesidad de realizar comparaciones con nuestro momento actual, nos permite crear un hilo argumental que narra nuestra vida. Pensar en él nos ayuda a entender nuestro presente. Nuestro recorrido necesita tener un sentido y saber de dónde venimos es fundamental para saber hacia dónde vamos.
Me ha gustado mucho una reflexión que he compartido con una amiga. Me comentaba que desde sus primeras reuniones en Madrid con mujeres feministas siempre le causaron mucha admiración las mujeres que llevaban años de lucha desde el feminismo. Con los años empecé a llamarlas «mis feministas del pelo blanco».
Marina lo es. Ella tiene una edad, 76 años, que es cuando más saberes, experiencia y capacidad para enfocar un tema posees. Cuando eres joven te suelen faltar claves para interpretarlo. Y si me permiten, añadiría, no solo por mi edad, sino que considero que es una de las cegueras de la sociedad que impide ver y aprovecharse de algo que es un enorme capital. De la misma manera que todavía no se valora el trabajo de sostenibilidad de la vida que hacemos las mujeres, la sociedad tampoco valora el saber de las viejas y los viejos.
Marina es filósofa y socióloga. Ha sido catedrática, directora del Instituto de la Mujer en los noventa, concejal de Educación del Ayuntamiento de Barcelona a comienzos de este siglo. Al leerla recordé aquellos años en los que muchas mujeres de mi generación participamos con ella en la necesidad de la creación del Instituto de la Mujer. Y comparto con ella que ciertamente estamos mucho mejor. Basta con recordar el avance y la presencia de las mujeres en la esfera pública, aunque los ataques hoy a la igualdad sean más fuertes. Añado que al crecer como movimiento es muy difícil que no haya división. Hay una interesante reflexión en su entrevista que comparto: «El feminismo se ha convertido en un elemento político que es utilizado por los partidos a favor o en contra: cuando hay hombres que consideran que pierden privilegios, todas las posturas antifeministas encuentran un eco».
Muy interesante resulta su opinión sobre la división de la izquierda pues apunta que en muchos casos han estado vinculadas a «egos masculinos nefastos». Creo que les resultará muy fácil ponerles nombres. Le intranquiliza la desigualdad y sabe bien de lo que habla pues ella realizó un gran estudio sobre las clases sociales en Barcelona entre 1985 y 2006. Ante la situación que nos preocupa, cada vez más, del auge de la extrema derecha en barrios populares su respuesta es clara: «En un momento de crecimiento de las desigualdades, la gente está peor y necesita esperanza». Y yo amplío que son las mujeres las que más necesitan esperanza e igualdad pues ellas han perdido un empleo que era de baja calidad, bajo salario y con posibilidades de ascenso más reducidas, lo que deviene en pensiones inferiores llegada la edad de jubilación. Parece evidente que la brecha de género está siendo la última víctima de la pandemia.
Creo que estamos viviendo un momento histórico en el que hay que repensar la idea de progreso. Ahora debemos pasar por fijarnos en cómo evitar los grandes males. En esta curiosa época parece necesario que ser progresista consiste en ser ‘conservador’, en no perder lo que dábamos por supuesto: la seguridad sanitaria; las prestaciones sociales básicas; la democracia y los derechos; y, sin lugar, a dudas el medio ambiente. Así lo entienden muchos ciudadanos que lo están reivindicando en las calles de nuestras ciudades.
Para no perder lo conseguido no podemos dejar de actuar. Hoy en nuestra ciudad así lo entienden las mujeres que convocadas por la Coordinadora de Organizaciones Feministas saldrán a la calle a recordar que el 28 de septiembre es el Día Internacional de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Como lo hacen los primeros martes de mes convocadas, ya llevan 25 años, por la comisión de la mujer de la Federación de Barrios. Su principal reivindicación es que las mujeres sigan vivas.