La vuelta a clase

La vuelta a clase
La vuelta a clase
Heraldo

Ya estamos en septiembre y ha comenzado un nuevo curso escolar. 

Una vuelta con nuevos y viejos problemas. Este año no hablamos de mascarillas pero aparecen otros problemas. Casi todo parece igual, pero casi todo es diferente. En los comienzos de curso solemos escuchar a los responsables educativos nuevas propuestas para mejorar nuestro sistema educativo. Este año nos han anunciado un fondo de 200 millones para adaptar los colegios al frío y al calor extremo que cada vez es más habitual, como consecuencia del cambio climático. La propuesta se centrará en la mejora del aislamiento de los inmuebles y el fomento de medidas de ahorro energético. Se concretará con las Comunidades Autónomas una vez se aprueben los Presupuestos Generales del Estado de 2023. Esperemos que lo hagan con trasparencia y equidad. Confiemos que no quede en un simple anuncio de los que ya estamos un poco saturados.

Aparecen otros temas que son recurrentes como el gasto para preparar un nuevo curso, comprar lo que se necesita, organizarse, reutilizar lo que se pueda. Ahora bien, en este curso es muy preocupante el impacto que pueda tener el aumento del coste de la vida. Recordemos que en torno a un 11% del alumnado está en una situación de vulnerabilidad grave y ellos deben de ser los receptores de potenciales ayudas. La rapidez de reacción y la prontitud de las Administraciones son clave para impedir que la inseguridad económica pueda acabar afectando al rendimiento escolar de quienes más lo necesitan. También lo es, cada septiembre, la demanda de la comunidad educativa de bajar las ratios para incrementar la calidad de la enseñanza. Una de las lecciones ciertas que deja la pandemia es que reducir la ratio de alumnos por profesor mejora los resultados. Tanto la comunidad docente como las asociaciones de padres consideran que el esfuerzo de contratación adicional hecho durante la crisis, junto a la persistente caída de la natalidad, brindan una inmejorable oportunidad para bajar las ratios, a pesar de las reticencias de las comunidades autónomas por el esfuerzo económico que eso representa. El debate está abierto con dos propuestas encima de la mesa. Bajada general, que sería muy costosa de sufragar o, por el contrario, centrar la reducción de las ratios en los centros con alumnado más desfavorecido, donde las investigaciones sí reflejan un efecto claramente positivo de la medida. La ratio de estudiantes por profesor en España es similar, e incluso inferior en secundaria, a la media de la OCDE, aunque presenta importantes diferencias territoriales, tanto entre autonomías como en función de si el centro está situado en un entorno urbano o rural. Un ejemplo paradigmático se produce en nuestra Comunidad. Zaragoza contará con aulas de más de 25 alumnos, afectando a cerca de una treintena de colegios. Como consecuencia de las repeticiones de primaria y localizados en una zona muy específica la 6, que incluye los barrios de Delicias, Miralbueno, La Almozara y Valdefierro. De la misma manera que la elevada demografía de los barrios del sur también lastra en gran medida las ratios de estas zonas. No obstante, si contemplamos nuestra Comunidad en su conjunto tenemos una de las ratios más bajas del país.

Este curso es muy preocupante el impacto que pueda tener el aumento del coste de la vida, ya que en torno a un once por ciento del alumnado se encuentra en una
situación de vulnerabilidad grave 

Los sindicatos docentes se apuntan a una disminución generalizada y siguen reivindicando bajar las ratios de infantil y primaria de 25 a 20 alumnos; la de la ESO, de 30 a 20; y la de bachillerato, de 35 a 25. Junto a la disminución general, los sindicatos piden que cada estudiante con necesidades educativas especiales (desde desconocimiento grave de la lengua a altas capacidades intelectuales), cuente por dos a efectos de la ratio. Las principales confederaciones de familias de alumnos de la escuela pública y de la concertada firmaron en julio, por su parte, un manifiesto, con otras organizaciones educativas, exigiendo una serie de "medidas para mejorar el bienestar de la comunidad educativa", entre las que figuraba la bajada de ratio. Es evidente que el aumento de los recursos docentes y no docentes es, por otra parte, necesario. Ahora bien, debe acompañarse de una mayor tutorización. También de los programas de apoyo, que puede ser con grupos de alumnos muy pequeños. Todo ello junto con la aplicación de otras metodologías y pedagogías, y de un trabajo dentro y fuera de los centros educativos, basado en lo que la investigación demuestra que funciona.

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