Rayos y granizo

Rayos y granizo
Rayos y granizo
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Aragón se especializa en polvo, niebla, viento y sol. Y agua. 

Ahora podríamos ampliar estos recursos con dos más: rayos y granizo. Somos campeones en rayos y granizo. Tierra, agua y aire saltan a otra dimensión si se juntan con centellas y bolas de hielo, meteoros míticos, fenómenos propios de superhéroes, titanes, semidioses.

Olvidados Júpiter y Zeus, la mitología actual, de Marvel a Disney y manga, se podría enriquecer con bólidos helados y fuegos de punta made in Aragón. Casi todo es imaginación compartida, símbolos y emociones. Los rayos y el granizo, si se esfuerzan poetas y meteorólogos, pueden significar algo nuevo y ser rentables. Son dañinos, pero también nos chupamos el lindano de Inquinosa y los purines de los millones de cerdos. Rayos y granizo nos vienen dados, hacen daño pero son energéticos y un poco fantásticos. Hasta los escorpiones se guisan si llega el caso. En tiempos de apretura todo va a la olla. La leña sube de precio. Los chips flojean y todo el mundo devora los vídeos de oficios extinguidos de Eugenio Monesma... por si acaso. La huerta vale el doble. Los fondos de inversión compran campos. Nadie quiere placas solares, molinos eólicos ni pantanos en la vecindad: prefieren que los instalen en lugares con menos diputados. Aragón es ideal para producir energía para lejanías, es una servidumbre tradicional. A ver si sabemos sacar partido a la furia de estos elementos. Ellos nos han elegido. Quizá se podrían congelar las pelotas de granizo y guardarlas para el turismo... de aventura... ¡Esquive un rayo! 

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