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Cartas al director de HERALDO: El olvido del Vive Latino en medios nacionales

Foto del concierto de Taburene en el Vive Latino Zaragoza 2022
El olvido del Vive Latino en medios nacionales
P. F.

El olvido del Vive Latino en medios nacionales

El festival Vive Latino, después de su gran trayectoria en México con más de 20 ediciones, esta vez ha cobrado vida en Zaragoza. 

Bandas latinoamericanas y españolas han compartido escenario y éxito. Zaragoza ha vuelto a recordar en estos dos días el lugar de peregrinaje musical que llegó a ser a partir de la década de los ochenta, donde las grandes estrellas musicales, preferentemente en la Romareda, pero también en distintos escenarios de la ciudad, dejaron su huella e importantes beneficios de imagen y económicos. Por citar algunas: Mikel Jackson, Rolling Stones, Sting, Bruce Springsteen, Tina Turner, Tom Jones, Oasis, Madonna, Dire Straits, Elton John, Gloria Estefan o Héroes del Silencio, y una larga lista de actuaciones en directo imborrables. Noches entre el arte, el público y la música que compartimos con las grandes ciudades del mundo. Atraer a públicos más allá de nuestra comunidad, en aquellos conciertos de grandes estrellas de la música, poca promoción necesitaba, su sola presencia bastaba. En este Vive Latino, a pesar del gran trabajo de la organización y de los medios de comunicación aragoneses antes, durante y después del festival, he echado en falta una mayor publicidad, por no decir nula, por parte de los medios audiovisuales nacionales. Cadenas que, en su mayoría, tienen sus centros de emisión en la centrípeta Madrid y para las que, salvo desgracias y temperaturas extremas, Aragón nunca es noticia. Este festival Latino, como el concierto de Alejandro Sanz días atrás en la Romareda, debería ser el principio de otros muchos, para que nuestra ciudad vuelva a ser reclamo turístico y cultural como lo fuera en aquellos años.

Daniel Gallardo Marin. Garrapinillos (Zaragoza)

Tras el incendio, ¿dónde acudir?

Soy una vecina del funesto incendio en el entorno de Ateca que ha arrasado 14.000 hectáreas y que ha acabado con el futuro de muchos agricultores. La Administración ayuda con 5.000 euros por hectárea a los damnificados, para quitar y replantar los frutales, lo cual no cubre ni una pequeña parte del daño. Algunos frutales rebrotarán y es posible que en tres años puedan empezar a dar frutos. Pero, mientras tanto, ¿de qué viven los agricultores? Y dada la ya avanzada edad de la mayoría de ellos, no podrán recoger los frutos a no ser que no se jubilen nunca. ¿No tendría que indemnizarles esta empresa llamada irónicamente Land Life (vida de la tierra) que ha originado el incendio y nos intenta vender todo lo que hace por la naturaleza? Land Life pretende ser una empresa altruista y cuidadosa con el medio ambiente, pero se dedica a producir oxígeno plantando árboles para vendérselo a empresas que contaminan. ¿Pagarán por toda la contaminación por humo que han creado y por todos los árboles, abejas y animales quemados? ¿Merecemos unos gobernantes que ayudan a exterminar una cultura irreemplazable como es la del agricultor? ¿Merecemos la locura que estamos viviendo? Si el Gobierno de Aragón no nos ayuda, ¿dónde acudir?

Carmen Maza Sisniega. BIJUESCA (ZARAGOZA)

El ‘homo consumers’ y el cambio climático

Uno de los problemas más importantes que tiene la humanidad es el calentamiento global. La relación entre el CO2 que emitimos y el aumento de la temperatura del planeta es lineal. El ciclo energético se agota y ya notamos la escasez de recursos que puedan sustituir a los combustibles fósiles. Estamos rompiendo los equilibrios necesarios y aunque la naturaleza tiene una capacidad de recuperación salvaje, nosotros somos más salvajes. De modo que la sostenibilidad es muy difícil. El planeta seguirá, el riesgo lo tenemos nosotros, que lo estamos haciendo inhabitable. Seguramente este verano será el menos caliente de los que vamos a vivir. A quien tuviera dudas sobre el cambio climático, después de ver estos últimos tiempos plagados de inundaciones, sequías, deforestación, incendios, calor extremo…, no solo en nuestro país sino en todo el mundo, le habrá dado que pensar y tendrán que replantear sus dudas, aunque si son negacionistas incondicionales, en cierta medida van a salirse con la suya. Porque el cambio necesario para poder reconducir todo este desorden no se va a dar, ya que exige una serie de medidas que van en contra de la felicidad primaria en que vivimos. ¿Quién estaría dispuesto a consumir menos? ¿A viajar menos? ¿A prescindir de alimentos que nos llegan de medio mundo por una alimentación de proximidad? ¿A hacer un uso responsable de los recursos naturales que estamos esquilmando? ¿A tener, en suma, menos, y aceptar una simplicidad en el vivir en equilibrio con la naturaleza? A modo de ejemplo, para compensar el CO2 que emite un vuelo Madrid-Nueva York, tendríamos que plantar 3.000 árboles y, por el contrario, en la Amazonía cada día se talan más. Hemos fabricado el ‘homo consumers’, la nueva especie consumidora y hemos convertido la Tierra en un gran bazar. Me pregunto qué diría hoy Oscar Wilde, si ya hace más de cien años se expresó así: "Vivimos una época en la cual las cosas innecesarias son nuestra única necesidad". Deberíamos cambiar de paradigma e ir a la búsqueda de una felicidad donde lo importante sea tener menos y ser más. Aunque ya sabemos que hay gente cuya felicidad acaba en una tienda. Remedando a Descartes, ‘compro, luego existo’. Solo hay un cambio posible, el cambio interior que cada uno esté dispuesto a asumir, tratando de decrecer en consumo y crecer en sabiduría para ir a una nueva cultura que procure paz y equilibrio con uno mismo.

José Luis Romanos Marfil. ZARAGOZA

De madrugada, falta luz en las calles

Hoy miércoles, por la costumbre de madrugar, me echo a la calle a las 6.30 de la mañana para andar, aprovechando el fresco de las primeras horas, y me encuentro con la falta de luz en las calles, las farolas sin funcionar y sin ver ni torta. La luz que proyectan los semáforos, la que producen los coches y los pocos establecimientos que aún mantienen iluminados sus escaparates son las únicas ayudas en horas tan tempranas. Esa normativa de ahorro salvaje nos priva a los madrugadores de disfrutar la ciudad, me encuentro gente iluminándose con los móviles. La bendición de la ciudad de madrugada se ha perdido, estás expuesto a meterte en un agujero y romperte una pierna. Espero que este tiempo convulso que nos obliga a estar echando cuentas continuamente del gasto, que nos quita la alegría de la cara, pase a mejor vida y volvamos al momento en que las ciudades eran más humanas. Benditos semáforos.

Fernando Bosque Guardingo. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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